El pleno de investidura de A Rúa discurrió marcado por el respeto institucional, el protocolo y la solemnidad propia del acto. Eso sí, sin el bastón municipal de mando, la vara que agarraron con fuerza los nuevos alcaldes y alcaldesas en otros ayuntamientos.
La sesión transcurrió con una «tensión» casi imperceptible, apenas marcada en los rostros lánguidos de parte de los miembros de la nueva Corporación.
El pleno arrancó formando la «Mesa de edad» propia de la «ceremonia municipal». María Teresa Varela y Joana Gómez, ambas del PP, la presidieron. Invitaron a los ediles de la Corporación a jurar el cargo. Y jurar, lo juraron por su «conciencia… lealtad al Rey y la Constitución…», a excepción de los ediles del BNG que prometieron «por imperativo legal».
A la pregunta formulada para postularse a la Alcaldía de A Rúa, todos los candidatos—PP, BNG y PSOE— dijeron sí, menos José Vicente Solarat López, del RUA, que se marcó un «no» alto, rotundo y contundente formulado casi antes de que finalizase el enunciado de la pregunta. En su lugar, se trasladó la pregunta al segundo de su formación, Alberto González Suárez, que también dijo no. Un pequeño lapsus de Teresa Varela sobre el nombre de este último aflojó sólo unos segundos la «rígida» sesión plenaria.
El pleno siguió el orden legal establecido. Y llegó la hora de votar. Si los asistentes aguardaban algún movimiento que variase el rumbo de la sesión, desde luego no lo hubo. Álvaro José Fernández López fue elegido alcalde de A Rúa con los cuatro votos de su grupo, el PP. Cuatro votos que le llevan a afrontar un gobierno en minoría, a la espera de negociar con el RUA para intentar sellar un pacto de gobernabilidad.
Después de jurar el cargo como alcalde, Álvaro Fernández dio la palabra al resto de los candidatos. La portavoz del BNG, María González Albert, dijo que realizará una oposición seria y constructiva.
El portavoz del PSOE, Luis Fernández Gudiña, felicitó al alcalde, a su grupo de gobierno y le deseó suerte en la nueva tarea al frente del Concello.
El portavoz del RUA, José Vicente Solarat López, también felicitó al nuevo regidor y la Corporación porque «todos estamos llamados a mejorar la calidad de vida de los vecinos». También se brindó a participar en el gobierno local si «llegamos a un acuerdo», expresó en alusión a las próximas negociaciones con el nuevo alcalde del pacto de gobernabilidad.
Pero la jornada fue muy especial para el nuevo alcalde, por el hecho de llegar a serlo y porque es la primera vez que ejerce en política. Sin el bastón tangible que refuerza la imagen del poder, pero con la convicción de su cometido, calificó de todo un honor representar a su pueblo y se comprometió con A Rúa.
Ensalzó el trabajo de las personas que integran su lista, porque entiende que sin ellas no hubiera sido posible estrenarse en el cargo e hizo una mención especial a su familia. Dio las gracias a su padre, porque “es mi jefe, una persona sacrificada y trabajadora, que me inculcó muchos valores”; a su madre, “que es todo corazón”; a su mujer y a su hija, “que tuvieron que prescindir de mí durante toda la campaña” y a sus hermanos, todos ellos presentes en el pleno.
Al margen del ámbito personal, se dirigió a la nueva Corporación para solicitar que la buena voluntad de colaboración expresada por los distintos grupos políticos sea efectiva en los próximos cuatro años pues «sin la ayuda de todos no se pueden hacer cosas para que el pueblo mejore. Es cosa de todos».
El pleno de investidura aparcó durante minutos diferencias poniendo un toque casi cordial entre los miembros de la Corporación. Eso sí, todos respiraron «aliviados» al finalizar el pleno, momento en el que afloraron las sonrisas.
La nueva Corporación ya ha empezado a «caminar».