Amadeo Fernández Docampo, el autor de un sorprendente museo en O Bolo con su obra que nunca vio la luz

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Practica el arte por afición y ha realizado figuras sobre las máscaras del Entroido e incontables cuadros dignos de contemplar que permanecen en una sala de su histórica casa

Amadeo Fernández Docampo, propietario de una de las casas señoriales más bellas y antiguas de O Bolo, guarda todo un museo de esculturas y cuadros realizadas por él mismo que nunca han salido a la luz. El artista que lleva dentro, por afición —dice—, le ha llevado a realizar obras sobre el Entroido y de diversa temática, e incontables óleos, que reposan en silencio en una amplia sala privada de su hogar.

Amadeo abrió las puertas de su casa a valdeorrasdecerca, con gran amabilidad, para mostrar un pedazo de si mismo, digno de exposición con obras sorprendentes y cautivadoras.

Amadeo Fernández Docampo es un hombre polifacético, amante de cualquier expresión artística, de modo que toca el acordeón, sabe de costura (algunos trajes de sus esculturas los ha confeccionado él) y es coleccionista de coches clásicos.

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Su obra es prolífica, repartida, además de en su museo, por algunas salas de su histórica casa. Figuras con máscaras del Entroido de gran tamaño llaman la atención como el denominado «chouriceiro», el oso, el toro, y otras representativas de la fiesta ancestral, así como incontables máscaras de carnaval.

«Yo viví de niño la pérdida de tradición del Entroido y siempre quise contribuir a recuperarlo, de ahí estas obras», dice Amadeo Fernández Docampo.

Los toreros son otras de las esculturas, en este caso inspiradas por la amistad que mantiene con un conocido profesional del sector taurino. De entre todas ellas, sobresale una pareja de novios, un torero y una mujer vestida con un bonito traje de novia de pertegaz. «En una ocasión fui a cenar con un amigo mío torero y su esposa en Madrid. Ella me dijo: mi marido ha regalado su traje y yo te quiero regalar el mío de boda. Posteriormente, lo sacó de su vitrina y me lo entregó. Es muy bonito, lleva una cola y una especie de alas de ángel. Es de pertegaz, es una joya», relata Amadeo Fernández Docampo.

En las paredes hay incontables pinturas de paisajes, figuras humanas, bodegones, todo una explosión artística que guarda para si.

Amadeo Fernández Docampo empezó a desarrollar su faceta artística cuando se jubiló, pero fue durante la pandemia «cuando me puse de verdad», subraya.

Amadeo Fernández Docampo, muy conocido en O Bolo y que ha residido durante muchos años en Madrid trabajando en otra actividad que nada tiene que ver con el arte, colaboró con la I Feira Irmandiña desarrollada esta semana en O Bolo con la exposición de gigantes y cabezudos para adornar el recinto, además de obras que representan el castillo y hasta un irmandiño. Expuso algunas de sus obras también como una bruja, una armadura y representaciones escultóricas de espacios de O Bolo. Todo ello hecho con sus manos.

Aún cuando habla de afición, la obra de Amadeo Fernández Dobao desprende alma y un talento que merece la pena compartir y que tal vez vea algún día la luz en alguna exposición.