María José Rodríguez : «la víbora me mordió pero puedo contarlo»

María José Rodríguez Ampudia fue mordida por una víbora y ha recibido el alta
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Esta vecina de O Barco acaba de recibir el alta después de ocho días hospitalizada por la mordedura de una víbora en el entorno del embalse de A Veiga

María José Rodríguez Ampudia, la vecina de O Barco que resultó mordida por una víbora en el embalse de A Veiga el pasado 24 de junio, acaba de recibir el alta. Ha estado hospitalizada ocho angustiosos días. «He estado muy asustada, aterrorizada, lo he pasado muy mal», dice. No obstante, ya en casa, seguirá una vigilancia médica. «Ahora mismo me acaban de llamar del Hospital de O Barco para saber cómo voy. He recibido una atención médica extraordinaria», comenta al inicio de esta entrevista.

Todo ocurrió el pasado 24 de junio, el día de San Juan. María José Rodríguez Ampudia no tenía previsto salir de casa. Una pareja de amigos la invitó a desplazarse hasta el embalse de A Veiga. Aceptó, tal y como había hecho muchas otras veces. Decidió ir a pasar la tarde, merendar y bañarse.

Al llegar a la localidad de A Veiga, ella y sus amigos se montaron en una barca y eligieron una de las «islas» del amplio embalse, tal y como habían hecho en múltiples ocasiones y como hacen muchas personas cada fin de semana en la búsqueda de parajes tranquilos y solitarios. Y más ahora, con el distanciamiento social que marca el coronavirus.

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Fue en tierra cuando llegó la mordedura de la víbora. Merendó con sus amigos, sentada en su toalla. Aquí estaba tranquilamente cuando decidió reclinarse para tomar el sol. Apoyó las manos para realizar el movimiento y ya sintió una quemazón intensa en la mano. Al girar la vista, llegó la sorpresa. Sobre su toalla había una víbora. «Me quedé paralizada y no me moví», cuenta.

Desconocía el tipo de culebra que podía ser, pero la forma de los ojos le hizo sospechar. Sus amigos la fotografiaron para mostrar al personal del Hospital Público de Valdeorras, centro al que se dirigió de inmediato. «No solicité una ambulancia para no perder un segundo de tiempo».

En el Hospital de Valdeorras, recibió los tratamientos necesarios, además del correspondiente antídoto para el veneno del ofidio, que le han llevado hasta la recuperación. Los signos de la mordedura de la víbora, que puede llegar a ser mortal, todavía se asoman en su brazo.

Ocho días hospitalizada, estuviste en Reanimación, ¿cómo te encuentras?

Lo he pasado muy mal. Lo importante es que me he recuperado, aún cuando estoy en seguimiento. Tengo que dar las gracias por la excelente atención que he recibido en el Hospital. Los profesionales sanitarios se volcaron conmigo. Fue una atención extraordinaria. Estuvieron pendientes de forma continua. La mordedura de una víbora es algo muy serio. Era de grado dos. Estuve muy asustada y aún lo estoy.

Frecuentas cada verano el embalse de A Veiga, aún cuando este peligro existe jamás habrías imaginado que te mordiese una víbora…

Nunca, no. Y menos que apareciese sin verla sobre la toalla. Es muy frecuente que la gente vaya al embalse de A Veiga y acceda a las distintas orillas en barca. De hecho, no muy lejos estaba una familia con niños. Nunca pensé que esto podía ocurrir. Ahora, estoy algo traumatizada. Lo pasé muy mal, pero estoy aquí, viva.

¿Cómo recuerdas esta experiencia?

No llegué a perder la consciencia. Sentí como si me hubiese quemado. Al apoyarme en la toalla no ví la víbora, la debí tocar y me echó los dientes. Supongo que se sintió atacada. De hecho, no se movió del lugar después de la mordedura. Yo tampoco. Me quedé paralizada. La mano comenzó a hinchar, con un dolor insoportable y una presión enorme, mucha presión. La inflamación fue aumentando. Me salió un ganglio en la axila. El veneno podía llegar a cualquier órgano, pero no llegó ni al corazón ni a los órganos vitales. Determinaron, que la toxicidad fue de grado 2. El brazo se puso negro. Fueron días de dolor. Estoy algo traumatizada. Pero, afortunadamente, puedo contarlo. Y esto es lo importante.

Está claro que le puede pasar a cualquiera. ¿Qué recomendación harías?

Me gustaría que se alertase a los bañistas de que existe ese riesgo. En ningún momento me pasó por la cabeza que esto podría ocurrir. Sólo iba a pasar un rato con los amigos, merendar y bañarme. Fue mala suerte.

La víbora que mordió a María José Rodríguez

¿Volverá al embalse de A Veiga?

No lo sé. Todavía tengo el miedo en el cuerpo. Aún es pronto. Me da mucho respeto. No obstante, hay que pensar en positivo. Si voy a la playa, también me puede morder un tiburón. Son pruebas que pone la vida y que vas superando.