Solarat: «el ser humano no puede vivir sin sensaciones, hay que pelear por todo aquello que hemos parado»

José Vicente Solarat, concejal de Fiestas de A Rúa
Publicidad

El concejal de Cultura, Fiestas y Deportes de A Rúa explica el impacto de la pandemia sobre su área municipal, la más paralizada por el COVID-19 y anuncia que habrá cine y animación en la calle con distanciamiento social este verano

El coronavirus ha golpeado y paralizado de lleno al ámbito de la cultura, fiestas y deporte. El contacto social es ahora algo impensable. El concejal de las citadas áreas en el Concello de A Rúa, José Vicente Solarat López, explica el impacto del coronavirus sobre su departamento. Anuncia que habrá cine y música al aire libre para mantener la chispa cultural en un momento sin precedentes y reflexiona sobre la pandemia.

El ritmo de incertidumbre marcado por el COVID-19 le impide aventurarse a dilucidar el futuro cultural. No obstante, su Concejalía intentará dinamizar el verano en A Rúa. El cine al aire libre en el gran «pulmón» verde de O Aguillón se presenta como una alternativa firme y viable para conjugar entretenimiento y distancia social, un cóctel con ingredientes opuestos pero compatibles.

En este marco, José Vicente Solarat estudia si es viable un autocine, siguiendo la fórmula americana y la de otras ciudades como el Race Madrid y el de Gijón. No obstante, esta alternativa se evaluará a fondo. La complejidad está supeditada a la falta masa crítica suficiente para generar inversión privada así como limitaciones administrativas y de derechos de autor.

Publicidad

Sea como fuere, «sí habrá cine al aire libre en cualquiera de sus formatos», dice Solarat, al igual que animación de calle. Son iniciativas que, aún cuando estén marcadas por la distancia, al menos constituirán un soplo de ánimo para vecinos y visitantes.

¿Habrá algún tipo de verano festivo, cultural o deportivo?

Es muy difícil de aventurar. Sí soy capaz de ver que no va a ser posible el formato tradicional al que estábamos habituados. No soy muy optimista. No veo las verbenas, ni los parques de atracciones para los niños, ni fiestas, ni conciertos. Desde el Concello de A Rúa, vamos a hacer cine al aire libre, animación de calle, con teatro, charangas y pequeñas bandas en espacios urbanos, pero siempre con la correspondiente separación de modo que la gente pueda disfrutar sin estar apiñada, manteniendo la distancia social. Será algo así como música de ambiente. La recuperación del teatro me preocupa menos porque los aforos que tenemos nos permiten hacerlo.

La hostelería no ha dado el paso para abrir en esta fase

Alguno ha abierto para probar. Están a la expectativa. Tuvimos una reunión de portavoces y el gobierno municipal deja en suspenso cualquier tipo de ordenanza, dictará normas provisionales y facilitará el espacio necesario para que puedan ejercer la actividad todos aquellos a los que les es imposible disponer de la terraza tradicional. No cobrará tasas pues no han realizado actividad. Es muy difícil saber cuándo van a poder abrir con normalidad. Vamos a ver si se puede recuperar los domingos la actividad de los pulpeiros.

Personalmente, ¿cómo ha vivido el confinamiento?

Pendiente de algunas tareas en el Concello de A Rúa, mi familia y siguiendo las «aventuras» de mis dos hijos, una en Barcelona y otro en Perú, aún cuando la tecnología nos permite estar en contacto para salvar la distancia.

Una persona con un perfil tan social como el suyo, ¿qué reflexión hace de esta pandemia generada por el COVID-19?

Estoy un poco noqueado. Yo soy muy vintage. A mí se me hace muy difícil romper con conceptos tradicionales que implican relación social. Para mí, por ejemplo, la gastronomía es celebración, aparte de nutrición. ¿Cómo se articula un restaurante donde un grupo de amigos puedan estar en una tertulia de forma distendida sin ser atendido por un camarero vestido de Star Trek que sirva las copas con los brazos de Eduardo Manos Tijeras? Es difícil definir esta nueva situación. Ha desaparecido lo más importante. Y pongo el ejemplo de viajar. Un viaje multiplica por cuatro las sensaciones: cuando lo preparas, en el momento que partes, cuando lo cuentas y cuando lo recuerdas. Alrededor de ello se producen sensaciones sensoriales-físicas y emocionales-espirituales. Lo más grave que puede suceder es que el nuevo mundo se lleve esto. Creo que hay que ser más viajero que turista, más espectador que fan, pero el ser humano no puede vivir sin sensaciones, sin besos, abrazos e, incluso, «darle un pescozón» a un amigo.

La vida regresará…

Por lo menos, aún cuando sea con otro formato. Lo que hay que hacer es seguir peleando por todo aquello que hemos parado, para recuperarlo con seguridad, con otras formas pero con el mismo fondo; recuperar la relación social y la capacidad de asombrarse y uno se asombra con los sentidos y con los sentimientos. Lo que hay que evitar es que nos quede la sensación de que respirar es vivir, esto no es así.

Al final da la impresión de que no se ha producido la gran catarsis para construir una sociedad mejor…

Esperemos que este sea el lógico proceso de asentamiento tanto sociológico como individual.