Patricia López: «Hay que respetar la capacidad de decisión de la gente mayor, potenciar sus capacidades y ofrecerles atención de calidad»
El Centro de Día O Salgueiral es el único privado que existe en Valdeorras. Ubicado en la calle Salgueiral 7 de O Barco, se asoma al entorno privilegiado de O Malecón. Nació en 2019 de la mano de Patricia López Vega. Su labor es esencial para la mejora de la calidad de vida y felicidad de las personas mayores, dice su responsable, que encuentran aquí un espacio para seguir con su proyecto de vida, potenciar su autonomía, aumentar las relaciones sociales, capacidades y formar parte de los programas más activos y saludables.
El Centro de Día O Salgueiral, caracterizado por un diseño confortable y luminoso, dispone de un amplio abanico de servicios: fisioterapia, gerontogimnasia, psicomotricidad, estimulación cognitiva (memoria y las habilidades), jardinería, musicoterapia (ahora limitada por los tiempos de pandemia), manualidades, terapias con el «método Montessori» y paseos al aire libre, entre otras.
Al mismo tiempo, da la opción de comer en las instalaciones con menús cuidadosamente adaptados por un nutricionista. Cuenta también con transporte para recogida y desplazamiento de usuarios.
Patricia López es el alma y motor del Centro de Día O Salgueiral. Educadora social de profesión, es especialista en terapias para las personas mayores. Su experiencia y trayectoria la avalan. Lleva 14 años trabajando en el campo de la geriatría de los que 6 fue directora del Centro de Día de A Rúa.
Abrió el centro animada por una amiga suya con la que estudió, que montó otro similar en Cambados. «Pensé: ahora o nunca y me tiré a la piscina», dice con una amplia sonrisa. Está encantada con su decisión pues cree a ciegas en la necesidad de este servicio en O Barco y Valdeorras.
Para la atención a las personas mayores hay que valer, hace falta una determinada forma de ser, una actitud y tacto especial. En definitiva, vocación. Y Patricia López la derrocha a raudales: es alegre, vitalista y optimista, además de paciente, estados que transmite y contagia a los usuarios del centro.
Le apasiona la atención a las personas mayores desde que era una niña. Es inherente a su persona porque se lo inculcó su familia. En su casa siempre se cuidó a sus abuelos. Y conoce el alzheimer de cerca, una enfermedad con la que ha convivido desde que tiene uso de razón. «Mis dos abuelas la padecieron». Una experiencia crucial que marca su profesionalidad.
Lo que más feliz le hace, valga la redundancia, es hacer felices a las personas mayores. «Ver esa sonrisa, escuchar las palabras de cariño como te mereces el cielo, menos mal que nos cuidais o cómo nos cuidais. Eso es generosidad», dice.
Patricia López, es defensora de impulsar la autonomía y respetar la decisión de las personas mayores, siempre y cuando sus capacidades mentales no estén limitadas. Como profesional cree que la gente mayor «hay que cuidarla bien», pero no en el sentido de darles de comer o asearlas, sino en proporcionarles una continuidad a su proyecto de vida.
¿Cuál es el papel de un centro de día?
El objetivo de los centros de día es no romper el vínculo con el hogar y la familia. El cuidador necesita su espacio y el mayor precisa estar atendido por profesionales, una atención de calidad. Si falla el cuidador, falla el enfermo. No hay que olvidar esa frase de: «Yo como en mi casa, en ningún sitio». Y este centro permite que las personas mayores sigan viviendo en sus hogares y, al mismo tiempo, que se sientan como en sus casas.
¿Está implantada la cultura de centro de día. En este caso, las tarifas son accesibles?
La cultura de centro de día aún cuesta porque mucha gente desconoce el fin, los objetivos y servicios. Tiene unas tarifas accesibles. Aquí, pueden optar a cuatro, seis, ocho o doce horas. Además, si los mayores están valorados por la Ley de Dependencia es viable conseguir ayudas para financiar parte del centro, que es lo que le llaman la «libranza». El Centro de Día O Salgueiral funciona desde las 10 de la mañana hasta las 20,00 horas, una jornada establecida en función de la demanda.
¿Cómo redundan en la salud las actividades del Centro de Día O Salgueiral?
Las actividades son muy beneficiosas para mantenerse activos. Se traducen en una forma de relajarse y de adquirir rutinas, que son básicas, principalmente para las personas con patologías de demencia y alzheimer. Para este grupo concreto, son muy importantes mantener las rutinas, un buen descanso nocturno, un buen diagnóstico médico y una buena pauta de medicación. A las personas con este tipo de enfermedades, más difíciles de llevar, que incluso llevan aparejadas problemas de conducta, cuando las tratas con cariño y paciencia, al final responden y, por tanto, mejoran. El centro de día es beneficioso para el usuario y también para las familias, pues es un descanso para éstas en los cuidados.
¿Cómo es el día a día en «O Salgueiral»?
Trabajamos con las personas mayores la alimentación, el aseo y sus habilidades para que, dentro de sus posibilidades, se sientan útiles y bien. La estimulación es fundamental. Algunos de los usuarios dicen que vienen a trabajar (se ríe) porque para ellos es básico y necesaria la actividad. Hay que ofrecerles alternativas de calidad. Tienen vida y deben seguirla.
¿Qué es lo que peor llevas?
Que arrinconen a las personas mayores. Eso lo llevo fatal. Mientras fueron útiles para la sociedad y trabajaron no tuvieron problema. Con la edad, es cierto que aparecen las enfermedades, pero se puede ayudar a frenar el deterioro trabajándolo, siguiendo una vida activa y social.
¿Cómo debe ser la atención?
La atención de calidad es fundamental, de otro modo lo que se genera es una tercera edad muy dependiente. Hay que ofrecer ocio de calidad y grupos de iguales porque tienen que socializar. Aquí te cuentan sus vidas, disfrutan haciéndolo. Son generaciones duras pero que han sufrido muchas cosas y necesitan contarlas. Comparten y tienen vivencias parecidas.
«Hay una tendencia a convertir a los padres en hijos y no se debe»
¿Cuáles son los errores en la atención a los mayores?
No se puede arrebatar la capacidad de decisión de las personas mayores. Son independientes. Siempre y cuando no exista una enfermedad o deterioro a nivel cognitivo, hay que respetar su decisión. Asumimos el cuidado y cambiamos los roles de modo que el hijo se convierte en padre. Hay una tendencia a convertir a los padres en hijos y no se debe. Es un error.
El edadismo (los estereotipos, los prejuicios y la discriminación contra las personas debido a su edad) surgió porque ha llegado un momento en que se están tomando decisiones por estas personas. «Tu estás en mi casa y yo voy a decidir por tí: cómo te voy a vestir, cómo te voy a dar de comer, qué vamos a hacer». Esto es incorrecto. Tener una dependencia a nivel físico no significa que haya que anular su voluntad.
Otro de los errores es no ofrecer una tercera edad de calidad. Por ejemplo, esos comentarios de «está por la huerta, o en casa, de maravilla». Pero habría que preguntarles a las personas mayores qué quieren. Ellos tienen que seguir sintiéndose que pertenecen a un grupo. Son abuelos, son mayores, pero cada uno tiene nombre, su personalidad y decisión.
¿Un buen consejo sería que hay que ayudar a reforzar sus capacidades?
A veces, tanto se quiere cuidar a las personas mayores, que hasta les lavamos las manos o les damos de comer. No hay que hacerlo. Si puede, hay que dejarles su autonomía y si no puede, le enseñamos otra vez. Las pocas capacidades que tienen, no se las podemos quitar, las deben mantener o aumentar. Un Centro de Día como O Salgueiral es un recurso muy importante porque da esa posibilidad de seguir activo.
Supongo que a ninguna persona le gustaría llegar a la vejez y estar sentada en un sofá viendo la televisión. Insisto, a la gente mayor hay que cuidarla, pero también respetarla y ofrecerle alternativas, para que puedan continuar su proyecto de vida.
¿Cómo fue el impacto de la pandemia?
Con apenas un año de vida, irrumpió la pandemia en el centro y tuvimos que cerrar cuatro meses. Fuimos de los que antes cerramos y los que más tarde abrimos. Hubo que crear nuevos protocolos para la reapertura. El 15 de julio volvimos a arrancar partiendo prácticamente de cero. Llevo trabajando 14 años en el ámbito de la geriatría y el grado de estrés al que nos vimos sometidos, jamás lo había vivido. El miedo estaba ahí. Fue muy complicado.
Supongo que sería duro…
Sí, cuando regresaron la disposición ya era diferente. No nos veíamos las caras. El acercamiento, el abrazo y contacto desapareció. Fue muy duro. Teníamos mucho miedo. La toma de temperatura, higiene y mascarilla se hace a diario, varias veces en la jornada.
Imagino que hubo que reformular las terapias y forma de trabajar
La esencia del Centro de Día es socializar, que estén unos con otros. Eso se perdió. Ahora cada uno está en su mesa, con su material y su distancia social. Es muy difícil trabajar e intentar que las personas mayores sean felices. Las terapias de estimulación cognitiva ahora son diferentes, hubo que adaptarlas a la parte individual. Hay personas con problemas de audición que antes leía en los labios, algo que ahora con mascarilla no es posible. A nivel terapéutico, es más complicado. No obstante, la evolución de la situación epidemiológica ya nos permitió retomar los paseos, que para los usuarios son muy agradables. Durante la pandemia, estar en O Malecón y no poder salir era horrible.
¿Qué capacidad tiene el centro?
Hay 15 usuarios de 31 plazas de capacidad que tiene el centro. No es que tenga limitación de aforo pero para aplicar los protocolos tenemos que reducir, sí o sí, de modo que las tardes, por ejemplo, están completas.
Los centros de día privados se asociaron recientemente
Pertenecemos a la «Asociación de centros de día de Galicia» (Acdgal), creada a raíz de la pandemia, de la que forman parte unos 70 centros. El sector de residencias está muy representado, pero los centros de día somos como el hermano feo de la geriatría, cuando realmente damos cobertura a más de un 50 por ciento de las plazas de toda Galicia. Asociados, hemos conseguido algunos objetivos, aún cuando no logramos que la vacunación fuese en los centros día como sí se hizo en las residencias. Nuestros usuarios fueron llamados como cualquier otro ciudadano.
Un deseo…
Seguir brindando atención de calidad a nuestros mayores.
(Patricia López Vega es de O Barco. Es una mujer emprendedora, pionera en Valdeorras en su apuesta por un centro de día privado, comprometida; ejemplo de respeto y lucha para que las personas mayores no sufran ningún tipo de discriminación y vivan con la plenitud y calidad de vida que se merecen)