Fue investida alcaldesa de A Rúa en un pleno en el que el tripartito señaló que su objetivo común es trabajar por el municipio
A Rúa tiene ahora un nuevo gobierno local, el tripartito formado entre el BNG, PSOE y RUA. El pleno de investidura discurrió con el gesto encajado, serio y cuasi tirante de los concejales. Discurrió sin salidas de tono ni sobresaltos. La nacionalista María González Albert fue investida alcaldesa de A Rúa, eso sí sin la «ceremonia» del bastón de mando.
El ahora ex alcalde, Álvaro José Fernández López, señaló que «este cuatripartito no va a gusto de muchos los que depositaron su papeleta. Quedaron todos retratados». Agradeció los apoyos y deseó suerte. «Esperamos que al final nos vaya bien a todos», concluyó.
José Vicente Solarat (RUA) dijo que todos los votos son válidos, le dio la enhorabuena a María González Albert, y señaló que «solo tenemos un objetivo, que cada día sea más agradable vivir en A Rúa».
Luis Fernández Gudiña (PSOE) agradeció a los vecinos y vecinas el respaldo de sus votantes. «Ninguna fuerza política alcanzó los resultados obtenidos para gobernar en solitario y la democracia abre la posibilidad de establecer pactos para garantizar la estabilidad del gobierno», detalló. Recordó que esta fórmula ya permitió gobernar al PP y RUA en la anterior legislatura. Y añadió que «llevaremos a cabo una nueva manera de gobernar, al servicio de vecinas y vecinos».
María González Albert (BNG) habló del reto que se abre en esta etapa. «Fue un acuerdo hecho desde la generosidad absoluta de los tres grupos, un acuerdo que demuestra lo importante que es la política, que nos permite avanzar como sociedad y mejorar la vida de las personas. Este pacto demuestra que desde la diferencia se puede llegar a acuerdos cuando hay voluntad de conseguir un bien mayor».
Dijo ser consciente de que hay gente que no lo entiende o que está preocupada por el gobierno de un tripartito e invitó a confiar porque «es un pacto por el bien de A Rúa y estamos orgullosos de haber llegado a ello».
Expresó que seguirán trabajando «por la democracia en un concello que está debilitado, que no tiene presupuesto aprobado y que fue intervenido por Hacienda».
