Homenaje y escultura para el gran periodista e ilustre valdeorrés José Antonio Gurriarán

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El monolito y busto en bronce fue confeccionado por otro ilustre valdeorrés, Xelo de Tremiñá

Una escultura en bronce, creada por Xelo de Tremiñá, quedó inaugurada en el entorno del río Cigüeño en recuerdo del periodista valdeorrés José Antonio Gurriarán (O Barco, 1939-Madrid, 2019) durante un homenaje organizado por el Concello de O Barco.

En el acto estuvieron las hijas y esposa del periodista, familiares, representantes del Ayuntamiento y vecinas y vecinos de la villa.

Este cálido homenaje se inicio con la música de una gaita que hizo sonar Mauro Docampo y prosiguió con la intervención de la concejala de Cultura, Margarida Pizcueta, quien dio lectura a escritos realizados por José Antonio Gurriarán.

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El periodista Carlos Santos, sobrino del homenajeado, fue la persona que desgranó la vida de José Antonio Gurriarán, al que calificó de periodista de raza, de esos que ya no quedan.

Santos recordó la vida del periodista. Relató que el 29 de diciembre de 1980, cuando iba en Madrid a ver una película de Woody Allen, dejó el coche en un aparcamiento de la Plaza de España y se encontró con personas que le dijeron que habían puesto una bomba.

«Él era periodista de raza, de esos que ya no existe. Lo primero que hizo fue a buscar una cabina telefónica para llamar al periódico y avisar de que había una noticia: un atentando terrorista. Él era entonces subdirector del periódico Pueblo, donde había comenzado como reportero, fue redactor jefe y llegaría ser director”.

Pero en aquella cabina telefónica había otra bomba que “explotó” en aquel instante con él dentro, añadía Santos.

Dijo que le destrozó parte de su cuerpo, pero no su vida. De hecho, aquel día comenzó otra vida.

Santos dijo calificó a José Antonio Gurriarán de «periodista descomunal». Después de superar los efectos de aquella bomba, «lo primero que hizo fue desplazarse a los montes de Líbano donde se escondían los cabecillas de los terroristas que habían puesto aquella bomba para preguntarles por qué y para entregarles un libro de Gandhi o de Martin Luther King y hablarles de la paz, de la necesidad de concordia y de defender sus ideales por un procedimiento que en el fuera a matar la inocentes. Y lo hizo».

También resaltó los valores de José Antonio Gurriarán en convicciones muy sólidas y creencia en el diálogo, la palabra y la búsqueda la igualdad por métodos democráticos, que predicó toda su vida.

«Marcó una época y demostró una manera muy heroica de defender unas convicciones”, puntualizó.

José Antonio Gurriarán era un amante de la tierra y «de su tierra en particular” , expresó Carlos Santos quien recordó que adoraba el entorno del arroyo, del río Cigüeño, lugar por tanto ideal para la colocación de la escultura, obra de arte que «es un homenaje a la palabra, a la concordia, al afán de libertad, a la lucha por la igualdad desde la democracia, a todos esos valores que él defendió con ahínco todos los días de su vida, con su energía vital enorme, con su alegría de vivir”.

Señaló que Gurriarán era socialista con carné y animó a leer los libros de José Antonio Gurriarán para conocer a fondo su figura.

Por su parte, el teniente de alcalde del Concello de O Barco, Aurentino Alonso, quien hizo las veces de alcalde por la ausencia de Alfredo García debido al covid, habló de la trayectoria profesional de José Antonio Gurriarán al que calificó como “un galego túzaro e socialista sin sombras”.

Alonso subrayó que la escultura que ya luce en O Malecón es la obra de un valdeorrés ilustre, Xelo de Tremiñá, para otro valdeorrés ilustre.

El acto se cerró descubriendo la escultura de José Antonio Gurriarán, que ya cuenta con su lugar en O Barco, tierra en la que la cultura tiene una gran dimensión.

La esposa de José Antonio Gurriarán, Helena Aleixo, valoró este homenaje destacando que la escultura está frente a otro ilustre valdeorrés, Lauro Olmo, y en un espacio que José Antonio Gurriarán amaba.

Un bonito acto para recordar y perpetuar el legado de un gran periodista, José Antonio Gurriarán.