Cochorro, el escultor que hace «hablar» a las piedras

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Luis Fernández González es toda una referencia en el mundo del arte: «Mi primera exposición fue en 1975 y la más reciente, en diciembre. Ahora, he recuperado la madera como material», dice

Cochorro. Su nombre basta para reconocer de inmediato a este escultor consagrado de Valdeorras. Lleva toda una vida haciendo haciendo hablar de forma magistral a las piedras, convirtiendo materia inerte en figuras profundamente humanas, serenas, cargadas de pureza, armonía y emociones; figuras con un lenguaje propio marcadas por el sello inconfundible de su autor.

Cochorro, o lo que es lo mismo, Luis Fernández González vive y crea su obra en su tierra natal, Rubiá, proyectando dentro y fuera de Valdeorras su obra. Estudió en la Escuela de Artes de A Coruña. Comenzó su carrera de escultor cuando apenas tenía 14 años, una inclinación por el arte innata. Desde entonces, no ha dejado de crear. Su tío Luis, que hoy cuenta con 96 años, trabajaba en una carpintería y lo inició en la talla de madera, material que dejó de lado para profundizar en la piedra y el mármol, pero que ahora, años después, retoma conectando así con sus orígenes.

El escultor infunde alma a sus esculturas, siempre en evolución constante, pero manteniendo la esencia y coherencia de esa marca de autor que traza la personalidad única y singular de su obra.

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Ha realizado incontables exposiciones a lo largo de su vida —la primera en 1975— pero su obra también vive en la calle con esculturas en las piscinas de Rubiá, el Paseo do Malecón (Castelao) de O Barco y el entorno de la Casa del Río Cigüeño; el Colegio Público de Sandiás, Instituto de BUP de Caranza de Ferrol y Camponaraya (León), entre otras.

«En su obra podemos seguir con facilidad, sin interrupciones inútiles de detalles innecesarios, la dirección impuesta por el artista para lograr rotunda solidez de una escultura que se apoya cada vez más en la verdad y la pureza de la expresión interna que en las falsas verdades exteriores de la vulgar representación» (Castro Couso).

Nos acercamos a Cochorro, un gran escultor y parte esencial del mundo del arte y la cultura en Valdeorras.

Valdeorras de Cerca: Toda una vida dedicado a la escultura, ¿en qué momento se encuentra?

Recuperé la madera, material con la que empecé como artista. Porque siempre trabajé en piedra y mármol, de Biobra. De hecho, recientemente expuse una colección en mármol blanco en Pontevedra.

Valdeorras de Cerca: Después de la evolución de su extensa carrera como escultor, ¿cómo definiría ahora su obra?

Mi obra camina hacia lo abstracto partiendo de la figuración. Podría decirse que recoge la expresión más que la figura en sí: movimiento, sensaciones de calma, inquietud y sentimientos.

Valdeorras de Cerca: El arte, la escultura, ha sido y es su vida

Sí. Me llena. La elegí. Es una decisión tomada desde el principio, que tiene sus satisfacciones y altibajos, como la vida misma. El hecho de trabajar en lo que a uno le gusta, hace llevadera la tarea, como en cualquier profesión.

Valdeorras de Cerca: Siempre ha vivido en Rubiá, su tierra, ¿ha marcado su obra?

El lugar donde resides, las relaciones con la gente y, principalmente, el estado de ánimo, influyen en la obra. Me asenté en Valdeorras. Empecé a trabajar con la piedra de Biobra (Rubiá). Tal vez, podría haber sido un error quedarme aquí, porque te aislas un poco y los movimientos artísticos siempre están en las ciudades, pero, al mismo tiempo, ayudó a reafirmar mi identidad como escultor.

Valdeorras de Cerca: ¿Por qué el nombre de Cochorro?

Luis hay muchos. Mi familia tenía el apodo de los Cochorros. Y de ahí vino. El significado de la palabra en esta zona es de un mirlo negro, (aunque en femenino, cochorra), pero en otros lugares de Galicia cambia el significado.

Valdeorras de Cerca: Toda una vida dedicada a la escultura, ¿qué balance hace?

Me siento bien. Mi primera exposición fue en 1975. El mundo del arte es complicado, hay momentos difíciles, como ha sido la pandemia. En mi caso, tenía una exposición prevista en el Museo Municipal de Ourense y ya no se pudo hacer. La gente no puede prescindir de comer, pero sí del arte. Pero mi balance es positivo.

Cochorro con una de sus figuras de madera

Valdeorras de Cerca: Estudio en la Escuela de Artes de A Coruña y siempre ha dicho que cualquier artista necesita un maestro

Siempre es necesario una persona maestra porque puedes tener muchas ideas pero si no dominas la técnica, sería imposible materializarlas. Hace falta, sin duda.

Valdeorras de Cerca: ¿Tiene alguna asignatura pendiente después de tantos años, cuál es su sueño?

Con los años, parece que no rinde tanto el tiempo. Pero siempre queda algo por hacer. Tengo preparados bloques de piedra, tengo ideas y proyectos para seguir creando piezas de gran tamaño. Lo de las figuras grandes tiene el problema de que, raramente, salen del taller. De hecho, las únicas veces que las he sacado ha sido en exposiciones como las que organiza la Xunta de Galicia y las del centro cultural de la Diputación. Porque la piedra puede rebasar los mil kilos, es pesada y no es fácil moverla.

Valdeorras de Cerca: ¿Cómo trabaja la piedra?

Trabajo prácticamente de forma manual. Eso sí, empleo martillos neumáticos y otros medios. Hay escultores que, por ejemplo, emplean radiales, pero a mí no me convence demasiado porque genera mucho polvo. Realmente, las uso lo menos posible.

Valdeorras de Cerca: ¿Cómo definiría el arte?

Para mí es un Todo y, principalmente, creatividad. No debería confundirse arte con artesanía, artista con artesano. Hay muchas diferencias.

Valdeorras de Cerca: Ha dicho alguna vez que su abstracción es un intento de simplificación

El concepto forma parte de una obra en la que partí de la figuración, empecé simplificando y acabé llegando a un huevo. Fui serrando, con un movimiento y unos ritmos y llegué a ese huevo. Cuando llegas ahí ya no hay más que buscar. Llegas al punto de partida. De hecho, de ahí salió el nombre de la exposición que hice en el Centro Cultural de la Diputación: «Punto de Partida». Al llegar al huevo o te abres o dejas de hacer, no hay hilo por donde tirar. Durante estos años ha habido etapas, que se mantienen en mi línea, pero siempre diferenciadas unas de las otras. Es una evolución. Lo que haces es lo que en ese momento sientes. No es agarrarse a un estilo porque sí.

Valdeorras de Cerca: ¿Está contento con la evolución y resultado?

Estoy contento, aunque nunca del todo satisfecho. Porque siempre queda ese punto de insatisfacción. Las obras de arte las haces y las ves perfectas. Si las dejas arrinconadas, al cabo de un tiempo le encuentras algo que te puede servir para empezar otra obra nueva. Y cuando pasan muchos años y vuelves a contemplarlas, observas que sí te gustan.

Valdeorras de Cerca: Recientemente, expuso en Pontevedra «Da figuración, a abstración»

Fue una colección reciente, de mujeres tumbadas, que simboliza la figura humana. Algunas de las piezas que llevé a Pontevedra ya estuvieron hace dos años en la Galería Lorenzo de Santiago. Mi primera exposición fue en 1975 y esta de Pontevedra, la más reciente.