Aurentino Alonso: «El Concello de O Barco es el primero en querer abrir la piscina climatizada»

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El teniente de alcalde señala que las restricciones y el virus han condicionado la reapertura y que instará a la concesionaria a la puesta en servicio de la instalación

Aurentino Alonso, teniente de alcalde y concejal de Deportes del Concello de O Barco, comprende la postura de las personas que se han concentrado para reclamar la apertura de la piscina climatizada y hasta podría compartir su premura, pero la realidad, —dice— va más allá de querer. «El virus manda. No es porque el Concello no quiera abrir, al contrario, somos los primeros en querer la reapertura», subraya.

No obstante, anuncia que se planteará a la concesionaria que comience a planificar la apertura, una vez que las restricciones se han ido suavizando.

Alonso explica que las restricciones, y por ende los aforos, condicionaron todo. «Si hay restricciones en recintos cerrados, a ver cómo le explicas a los usuarios que aún cuando pueden sacar un bono, que cualquier día no les toca porque ya están todas las reservas completas. No sé cómo la gente se lo tomaría este aforo limitado».

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Insiste en que con las restricciones, en la piscina, vestuarios y gimnasio, el número estaría muy limitado, también en las actividades deportivas en las instalaciones, que quedarían reducidas a la mínima expresión.

«Entiendo que la gente quiere abrir la piscina, lo queremos todos. Muchos somos usuarios de las piscinas pero también la concesionaria tiene unas condiciones que constan en los pliegos», puntualiza.

En este sentido, Aurentino Alonso cita el estudio económico financiero previo a la concesión, que recoge las previsiones de rentabilidad la empresa. «Lógicamente, la concesionaria echa sus cuentas», añade.

Aurentino Alonso

Se ha llegado a sospechar que la concesionaria podría venirse atrás en la gestión de la piscina

La concesionaria llegó a plantear en su día la posibilidad de rescindir el contrato. Si eso hubiese sucedido, en lugar de estar unos meses sin servicio, podrían ser años. Hay una situación sobrevenida, a la empresa se le recortan las posibilidades de negocio con las restricciones. Tiene proyectados 10 puestos de trabajo, además del gasto energético para el funcionamiento y demás. Una piscina climatizada se traduce en un gasto anual de unos 300.000 a 400.000 euros. Si solo se le va a dar servicio a un grupo reducido, tendrá pérdidas.

El Concello de O Barco mantiene contactos permanentes con la concesionaria, ¿qué dice ésta al respecto y qué le ha planteado el Ayuntamiento?

Lo primero que nos pidieron es a que la Xunta de Galicia aclarase cómo iban a quedar las restricciones sanitarias. Si abren en situación de pandemia y la próxima semana tiene que volver a cerrar, ¿qué hace, le devuelve el dinero a los abonados? Ahora mismo, las restricciones están relajadas o prácticamente desapareciendo y le vamos a plantear que comience a planificar el inicio de apertura. El Concello de O Barco está deseando que el servicio comience. No es que no queramos abrir, al contrario. De hecho, invertimos unos 400.000 euros para la reforma de las instalaciones. Además, la concesión está adjudicada desde enero de 2020.

¿Cuáles son esas condiciones que constan en los pliegos?

Partiendo de que somos los primeros que queremos abrir la instalación, la gente no entiende que no podemos obligar o forzar a la empresa a abrirla para grupos reducidos. Los pliegos recogen que la instalación está prevista para a partir de 600 abonados y que será rentable con 900. Es decir, la concesionaria tiene asumido que comenzará con menos, con el reto de llegar los primeros 600 y que será en tercer año de funcionamiento cuando comenzará a ser rentable, con 900 usuarios.

O Barco clama por su piscina climatizada

Por su puesto. Entiendo la desesperación. Pero desesperados también han estado, por ejemplo, los del Club Fluvial, que no pudo abrir las instalaciones hasta el lunes. El Concello no le podía facilitar el local porque el Ayuntamiento, aún cuando ellos firmasen que cumplirían todos los protocolos, sería el responsable si algo pasa. Y lo mismo con el gimnasio del pabellón de deportes, que está cerrado. Hay que dar tiempo al tiempo. La gente quiere vida normal, que es lo que queremos todos. Pero por desgracia, el coronavirus manda.