La circulación por la carretera fue cerrada dos horas antes y no se permitió abandonar el pueblo: «De aquí no se mueve nadie hasta que no se vaya Pedro Sánchez»
La visita del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y su cerrado cordón de seguridad trastocaron los planes de vecinas y vecinos de Alixo y los pueblos colindantes. La carretera local que lleva a Alixo desde el cruce de la N-536 fue custodiada por un amplio dispositivo de seguridad y cerrada al tráfico dos horas antes.
Tres vecinas de Raxoá (Lola, Marta y Carmen) decidieron desplazarse hasta Alixo para ver si unos castaños y una vivienda de su propiedad habían sufrido el daño de los incendios, después de pasar un mal rato la noche anterior en su pueblo por la amenaza de nuevo fuego.
Tras comprobar aliviadas que todo estaba en orden, muy contentas, tomaron su vehículo. Pero el alto del dispositivo de seguridad no se hizo esperar. «De aquí, no se mueve nadie hasta que se vaya el presidente».
No fue el de ellas el único caso. Otras personas quedaron retenidas también en la aldea, deseando que el presidente la abandonase cuanto antes para marcharse a sus quehaceres. «Si no se puede uno mover, al menos podrían haber permitido que lo viésemos», lamentaban.
Los minutos comenzaron a pasar, mirando el reloj una y otra vez, con paciencia, resignación y sin alternativa más que tomárselo con buen humor. «Es un acontecimiento, sí, que venga el presidente del Gobierno a Alixo, nunca lo tuvimos tan cerca, sin verlo claro, pero bueno… Esta es una de sus funciones», lanzaban al aire en la espera.
Mientras discurría el acto oficial de la visita, las personas retenidas y atrapadas en Alixo contemplaban una densa columna de humo frente de los incendios que asolan Valdeorras y los medios aéreos planeando por la zona. «Lo pasamos muy mal. Ayer avanzaron las llamas y todo estaba envuelto en humo. Fue de pena», relataban.
Ni entrar en Alixo, ni salir. La carretera debía estar vacía para la interminable comitiva de vehículos que atravesó la localidad en un desfile sin precedentes que tuvo que hacer la ágil filigrana de dar la vuelta frente a un viejo lavadero para colocar los vehículos en posición de salida.
Pedro Sánchez no se dejó ver en Alixo. Nadie se pudo acercarse ni a unos metros del lugar acordonado para el acto, diferencia marcada por alguno uno de sus predecesores socialistas en el cargo, siempre rodeado por la población allá por donde fuese.
Dos horas de larga espera para poder circular o abandonar la carretera de Alixo. Tampoco en Viloira hubo opción ni conexión con el pueblo debido al férreo y frío protocolo.
El presidente del Gobierno estuvo en Alixo, sí, pero como si no lo hubiera estado. Los vecinos no pueden dar «fe» de haberlo visto en persona alguna vez.
Así fue la visita de Sánchez desde la «barrera». Acercarse al presidente, un imposible. Por aquí, por O Barco, por Alixo, pasó Pedro Sánchez, pero no se le vio ni su sombra.