Los habitantes de esta localidad de O Bolo siguen renegando de la «d»: «no somos ermidaños, somos ermitaños»
¿As Ermidas? “No, As Ermitas”. Esta es la respuesta que vecinos y vecinas dan a todos cuantos preguntan por esta pequeña localidad de O Bolo, la más popular por ser la cuna del afamado Santuario de A Nosa Señora de As Ermit(d)as.
Después de 37 años de la implantación oficial del topónimo gallego, la población se resiste a su uso y mantiene el rechazo al topónimo gallego que sustituyó la «t» por «d». Nunca lo aceptará. No es una cuestión que tenga que ver con ser más o menos gallegos, que lo son hasta la médula, dicen, sino con lo que consideran que hace referencia a su identidad.
“El gallego es nuestra lengua. Pero el nombre del pueblo siempre fue con «t», As Ermitas. No somos ermidaños, somos ermitaños», expresan vecinos y vecinas del pequeño pueblo de O Bolo.
José Vega, presidente de la Cofradía de la localidad, explica el desacuerdo con el topónimo gallego desde el primer día que se implantó, a principios de la década de los 80. “Es una barbaridad. No tuvieron en cuenta el origen del nombre de nuestro pueblo, la historia, que se remonta al siglo VII». Detalla que el nombre de As Ermitas viene del latín de eremita, que deriva deriva del griego, ἐρημίτης, que significa deshabitado, apartado, solitario y desierto.
Recuerda que el pueblo nació a raíz de «los siete ermitaños que levantaron las siete ermitas y que dieron origen a Las Ermitas en el siglo VII, de modo que nunca fue As Ermidas».
Hasta los carteles que llevan al pueblo y el santuario han ido prescindido de la «d», si bien todavía queda alguno conserva el topónimo gallego oficial. «As Ermidas suena, además, muy mal», valoran.
El topónimo gallego se respeta, como no podría ser de otro modo, pero sin ponerlo en práctica. La mayoría, por no decir todos y todas, lo pronuncia con «t».
La «t» que derivó en «d», hace ya 37 años, sigue siendo considerada en As Ermitas anti natural, al menos en lo que respecta a su topónimo.
La Ley 3/1983, del 15 de junio, de normalización lingüística deja bien claro que los topónimos tendrán cómo única forma oficial la gallega y que corresponde a la Xunta de Galicia la determinación de los nombres oficiales de los municipios. En su día decidió sin tener en cuenta el sentir de la localidad. Se solicitó muchas veces por escrito a la Xunta, a lo largo de los años, una rectificación. “Nunca quiso modificarlo», lamentan.
La Real Academia Galega (RAG) también defiende que la gallega que adoptan los lugares en la comunidad es la única considerada como válida, remitiéndose a la citada Ley.
El topónimo gallego de As Ermidas se escribe con «d», de «desacuerdo».
Esta es la historia de un nombre que para los vecinos y vecinas es y seguirá siendo As Ermitas.