No pudo ser. El día de Corpus discurrió en Valdeorras sin alfombras florales. La lluvia lo impidió. En A Rúa, la imposibilidad cayó como un jarro de agua fría y nunca mejor dicho. Mujeres de esta localidad destinaron un mes de trabajo a la confección de estos «tapices» artesanales. Emplearon sus manos para desmenuzar pino, colorearon sal, garbanzos y lentejas; elaboraron los dibujos y pusieron toda su ilusión en una de las jornadas señaladas en el calendario por la tradición y la religión.
Eso sí, lo intentaron. Empezaron la noche del sábado a colocar las alfombras. A las dos de la madrugada del domingo, se desató un aguacero. No pudieron proseguir. La tristeza se impuso. «Teníamos ganas incluso de llorar», comentó una de las participantes. Ya habían elaborado algunas de las alfombras, una de ellas estampada con el escudo de A Rúa. La lluvia las destrozó en cuestión de segundos. Hubo que tirar 65 cajas de la tuya desmenuzada para las alfombras.
El grupo de personas que aún alentaban la esperanza de que pudiesen mostrar el trabajo que con tanto cariño habían preparado decidió guarecerse de la lluvia bajo un toldo en la Plaza César Conti. Para paliar la pena, improvisaron una pequeña chocolatada, cocinada en la casa de una de las participantes. El percance generó una velada de confraternidad que ayudó a encajar la decepción. «Otro año será», concluyeron.
Sin alfombras, pero con comuniones. En la iglesia de San Esteban de A Rúa Vella recibieron el sacramento niños y niñas que, igualmente, disfrutaron de un día feliz.
