¿Paseo infantil al supermercado?: un poco de cordura, por favor

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La cordura que tendría que haber perdido el ciudadano y que mantiene de forma ejemplar, después de permanecer más de un mes confinado, la pierde la clase política. El anuncio por parte del Gobierno de medidas de alivio para las y los niños ha provocado, como era de esperar, una reacción en cadena de rechazo. No es para menos.

Lejos de correr al aire libre y del paseo por el contorno de sus barrios, los más pequeños podrían ir, acompañados de los adultos, a supermercados, farmacias o bancos. En definitiva, lugares cerrados, esos mismos que han sido señalados una y otra vez como fuente de contagio del coronavirus. Una medida que cualquier madre o padre en su sano juicio no practicará.

A estas alturas del confinamiento, con coronavirus por delante para rato, se pinta un retablo que va mudando hora tras hora: un escenario de paradojas, contradicción y sinsentido.

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Se ha rectificado la medida, sí, pero no se comprende. ¿Qué comité de expertos puede aconsejar algo así?

Y en medio de todo ello ese baile de cifras de contagios, fallecidos y altas que no cuadran; las «listas de espera» de test que nada tienen de masivos; el desconcierto y la incertidumbre.

El coronavirus se ha adueñado de nuestras vidas, sí; no es fácil programar medidas ante un enemigo invisible y feroz, sí. Pero, de ahí a salir con esta «pata de banco» (ahora rectificada)… Un poco de cordura, por favor…