Tania Sánchez, Araceli Macías y Paula Carrera emprendieron en un proyecto de educación social que se materializa en talleres de formación
«Outonía». Así se llama la nueva cooperativa de educación social y sostenibilidad rural que nace en las montañas del interior gallego.
Está formada por tres mujeres: Tania Sánchez, Araceli Macías y Paula Carrera, educadoras sociales que viven en tres puntos diferentes de la montaña interior gallega: Macizo Central, Trevinca y Courel. Son educadoras sociales con múltiples inquietudes, formación y experiencia en diversos ámbitos como la educación ambiental y el desarrollo comunitario.
Tania es de Viana do Bolo y vive en Raigada (Manzaneda). Araceli es de A Veiga y reside en Xares y Paula, en Vieros (Quiroga). Las tres son ejemplo de la apuesta por el medio rural. Outonía es un proyecto vital que persigue revertir positivamente en la dinamización del territorio y del rural, «ese que vemos como un espacio de gran riqueza y valor y con múltiples posibilidades de desarrollo desde un punto de vista sostenible y respetuoso», dicen.
«Outonía», cooperativa sin ánimo de lucro, se gestó después de dos años de trabajo, ilusiones y miedos. «A través de la cooperativa pretendemos acercar nuestros conocimientos en el campo de la educación social, tratando de beneficiar a la población haciendo personal un acto transformador», detallan.
Sus competencias profesionales giran alrededor de la creación de respuestas socioeducativas a las necesidades de los territorios y gente del rural. Desde la cooperativa, gestan proyectos propios, al tiempo que articulan ideas junto a las personas con las que trabajan, realizando una labor de acompañamiento desde el diseño del proyecto hasta su evaluación.
«Trabajamos tanto con la administración pública como con entidades privadas. Nuestra labor se articula alrededor de cuatro áreas principales: Rural, patrimonio e identidad; educación ambiental, dinamización y cultura de la sostenibilidad; desarrollo comunitario y participación ciudadana; educación emocional, género y diversidad.
La labor de «Outonía» se centra alrededor de cinco pilares de trabajo: la ética de los
cuidados, la participación y el desarrollo comunitario, la sostenibilidad ambiental, las pedagogías alternativas y la igualdad y diversidades.
Entrevistamos a Tania Sánchez, una de las tres integrantes.
¿Cuáles son los objetivos de la cooperativa?
Pretendemos ofertar un elemento dinamizador. Las tres vivimos en un territorio apartado, con unas características muy similares. Intentamos dar pie a nuevos proyectos con nuestra presencia en ellos, creando redes con otros colectivos que trabajan en la zona, con los concellos, etc. Que nuestra tarea tenga repercusión en la comunidad de la que formamos parte. Esto es más que un proyecto económico.
«Puesta de largo» en O Barco impartiendo un taller en el IES Lauro Olmo
Ya estamos trabajando desde la cooperativa. En este momento estamos realizando un taller de Educación Ambiental con el Concello de Viana do Bolo y tenemos previsto otro de Educación Afectivo-Sexual con el CIM de O Barco. En este último caso, está dirigido a la adolescencia y empezamos el lunes que viene en el Instituto Lauro Olmo de O Barco para ejecutarlo con alumnos de tercero de ESO.
¿Cuáles son las características de vuestro trabajo dentro de la cooperativa?
Nos dedicamos a formación y también a investigación relacionada con el patrimonio material e inmaterial; cuestiones que tienen que ver con el género y talleres de formación entendiendo la educación no solo como idea clásica de estar en un aula cerrada sino más práctica, dándole la vuelta al proceso educativo. Denfedemos que todas las iniciativas que desarrollamos van a tener respeto por el género y las diversidades, que es uno de los pilares fundamentales. Como áreas de trabajo tenemos una específica de educación emocional, género y diversidades.
Tres mujeres jovenes, emprendedoras que demuestran que vivir y trabajar en el rural es posible…
Con este proyecto quisimos «volver a empoderarnos», es decir, volvemos a casa, somos mujeres, tenemos formación y podemos vivir aquí. Construimos nuestro proyecto con esa idea de «tenemos las posibilidades de quedarnos aquí porque las creamos nosotras«. Somos mujeres jóvenes y es aún más difícil emprender. Queríamos romper también estereotipos sobre la mujer rural. Aquí se pueden crear ideas y alternativas; defender la vida de este territorio, vida que la hace quien vive en el rural.