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Una persona convaleciente de un esguince después de resbalar en la playa fluvial de O Barco |
La playa fluvial de O Barco es un lugar muy especial para los vecinos de O Barco. Y es que el río Sil forma parte de la identidad de esta localidad. Sin embargo, este entorno, área de referencia por excelencia, carece de una zona para el baño no sólo por la merma de caudal, sino porque tampoco se ha acondicionado un espacio seguro de acceso al agua. De hecho, hay que sortear pequeños desniveles desde la hierba hasta el cauce. Esto motiva accidentes como caídas que ya han dado lugar a los primeros esguinces del verano.
Las personas que acuden cada día a este emblemático lugar construyen pequeñas pozas o balsas en el cauce moviendo piedras con sus propias manos, no ya para nadar (que resultaría imposible) sino simplemente para embalsar un rincón y poder mojarse o refrescarse con el fin de protegerse de las altas temperaturas.
Que es un riesgo «normal» que los bañistas resbalen en las piedras o en la hierba y que no haya suela de goma que pueda hacer frente a esto, es una realidad, pero también lo es que en otras villas de la provincia sí habilitan en los ríos pequeños sistemas de contención del agua (a modo de presas) para facilitar el baño.
En la misma línea se pronuncian otras personas que acuden cada día hasta el lugar: «este año ni siquiera han puesto arena en la zona donde siempre se habilitaba», esgrimen.
Así pues, mucho sol y poco baño, y aunque no se le puedan poner «puertas» al río Sil, sí existen alternativas para hacer posible el baño o, al menos, la seguridad del bañista. A falta de ello, ya se sabe, a echar mano de las chanclas con suelas de goma y, a santiguarse , porque el resbalón está asegurado.
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Los asiduos al río colocan las piedras haciendo muros para crear su propia balsa |