Esta tradición debe ser ejecutada siguiendo escrupulosamente las normas y recomendaciones sanitarias por su elevado riesgo de contagio
La matanza domiciliaria del cerdo, celebrada a la antigua usanza con parientes, familiares y amigos, es un riesgo para propagar la COVID-19 si no se cumplen las normas sanitarias y los protocolos contra el virus. Y ello porque esta tradición es sinónimo de reunión, encuentro y fiesta familiar.
Para muestra un botón. A Rúa vio incrementada la cifra de positivos en las últimas semanas a raíz de una de ellas. Así lo confirmó el propio alcalde, Álvaro Fernández, quien detalló que «desconocemos cuántos fueron los contagios, pero sí que, al menos, hubo dos personas contagiadas a raíz de una matanza».
Para evitar riesgos las matanzas domiciliarias deben estar sujetas a las restricciones que imperen en cada zona.
El riesgo está en la manera de dar cumplimiento a esta tradición. Si se realiza, ha de ser siguiendo todas las recomendaciones sanitarias.
De hecho, la Xunta cuenta con un protocolo anti-COVID que consiste en:
- Distancia, mascarilla, no compartir útiles (cuchillos, herramienta etc) y respetar el número vigente de las personas —aforo— que se pueden reunir.
- La matanza deberá llevarse a cabo, siempre que sea posible, al aire libre o en locales con suficiente ventilación.
- Se deberán extremar las medidas higiénico sanitarias como el lavado de manos frecuente con agua y jabón
La matanza en tiempos de COVID no se puede celebrar como otros años. Hay que evitar aglomeraciones y posibles brotes.
Además, los ayuntamientos también están destacando la necesidad de que se cumplan con las restricciones.
Hay quien este año ha prescindido de «matar en casa» y acuden a mataderos.
Sea como fuere, no se debe bajar la guardia en la matanza.