Javier López García, vecino de O Barco, más conocido por “Parra”, ha aumentado su colección de botellas de cerveza, una afición que inició hace 40 años, a raíz de su relación con el mundo de la hostelería, y sobre la que dice “nunca decae”, la mantiene con la misma ilusión e intensidad desde el primer día que la inició. En el último año, de 3.200 botellas que atesoraba, ha pasado a tener nada menos que 4.000, perfectamente ordenadas y expuestas en su pequeño museo particular de Petín, “A Corte do macho”, una bodega centenaria en la que cada botella de cerveza tiene su espacio.
Todas y cada una de sus 4.000 botellas tienen una pequeña historia que contar, sobre todo las más antiguas, aquéllas que ya no se fabrican y las que proceden de alguno de los más de 50 países que aglutina. Eso sí, también cuenta con muchas botellas actuales, una parte ediciones limitadas.
Javier “Parra” es constante en su pasión por el coleccionismo, constancia necesaria para cultivar una afición que no es barata pues “hay alguna botella de cerveza que llega a costar 18 euros y otras de 3 a 5 euros”, valora. Su más reciente adquisición es la última edición que ha sacado Estrella Galicia, que “me la envió directamente la fábrica”, si bien “todas las que salen nuevas, y que son interesantes, las compro”, añade.
Afirma que para el que le guste el mundo del coleccionismo, sólo hay que “empezar y tener algo de vicio para continuar con la afición”.
En las visitas a la «Corte do Macho» de Petín, siempre muestra un barril de cerveza de hace cerca de 70 años de la marca Águila, de Madrid. “Fue de los primeros barriles de cerveza que salieron, y es madera”, apunta.
“Todas las botellas de cerveza tienen un valor sentimental”, matiza, si bien le tiene un amor especial a las Bucanero y Cristal, porque “me las traje de La Habana (Cuba)”, detalla Javier «Parra».
Entre las más antiguas, cita Estrella Gijón, que ya no existe, y Gulden _que duró sólo un mes y fue absorbida por San Miguel_ , además de Águila Negra, “que tuvo un significado muy especial en una época pasada para la gente”. Si bien se podrían citar muchas ya que cuenta con un “mar” de marcas. Además, la mayoría de las botellas están llenas.
A la gente le sigue sorprendiendo su pequeño museo, que abre una vez al año en la Feria de 1812 de Petín, aún cuando también lo muestra a las personas que quieren conocerlo. Muchos ya conocen su colección, pero aún así sigue sorprendiendo.
Todas las botellas son distintas y cada una le arrebata el corazón. “Me gustan todas”, dice convencido.
Son botellas de cervezas con corazón, el corazón de «Parra».
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