Fernando Lozano: «La Policía Local suma en el empeño de frenar la COVID-19»

Fernando Lozano, Jefe de la Policía Local de O Barco
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El jefe de la Policía Local de O Barco explica cómo el virus ha cambiado la forma de trabajo de los agentes y cómo las restricciones han reducido altercados públicos

La festividad de San Mauro, patrón de O Barco y la Policía Local, se torna la fecha perfecta para hacer balance de este cuerpo policial en la villa. Los tiempos de coronavirus y la pandemia han trazado una nueva forma del trabajo policial donde además de las tareas propias se ha añadido un «área» dominada por la COVID-19. Esta última se ha convertido nada menos que en toda una «especialidad» que abarca desde la información al ciudadano hasta la vigilancia en el cumplimiento de las medidas anti-COVID. Y ello sin descuidar las múltiples, y a veces desconocidas, funciones que ejecuta.

Fernando Lozano Selles, oficial y jefe de la Policía Local de O Barco, desgrana cómo es ahora la labor policial. La nueva era COVID ha configurado un nuevo orden que incluso «desfigura» las infracciones. El confinamiento, el toque de queda y las restricciones de movimiento han frenado —para bien— los altercados públicos, el vandalismo, las peleas nocturnas e infracciones de tráfico. Eso sí, aún «saltan», de vez en cuando, positivos en alcohol al volante, ahora en horario de tarde y no en la franja nocturna como era habitual.

La Policía Local de O Barco suma en el empeño de frenar los contagios y sensibilizar a la población de la importancia del cumplimiento de las normas, estima Fernando Lozano. Los agentes se aproximan a establecimientos hosteleros para comprobar que se hace un uso correcto de las mascarillas, para alertar de que está prohibido jugar a las cartas, para comprobar si se cumplen las distancias de seguridad, aforos y demás.

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Fernando Lozano retrata cuál es el día a día de la Policía Local de O Barco, que más allá de sancionar y «nunca por capricho» —puntualiza—, pasa siempre por ayudar. Proximidad y cercanía con el ciudadano, es una premisa puesta en práctica que ha captado buena parte de la población.

El trabajo de la Policía Local se ha transformado al compás de la COVID-19 desde marzo de 2020, ¿cómo ha sido este cambio?

Ha ido variando. Se ha reducido la tarea en algún ámbito. Por ejemplo, ahora hay menos tráfico, hay menos problemas de altercados públicos debido al toque de queda y el cierre de locales. Pero ha aumentado el trabajo en otra línea: controles de mascarillas, de horarios, de cumplimiento de medidas anti-COVID. Hemos tenido que hacer incluso intervenciones, después del aviso de Sanidad, para localización de personas que no se presentaban a hacer la prueba PCR. Todo ello se compagina con la tarea normal. Trabajamos de distinta manera, pero con la misma intensidad.

Afortunadamente, no habido positivos entre los agentes de la Policía Local

Cumplimos estrictamente todos los protocolos, con limpieza y desinfección a la entrada y salida y con dos turnos diferenciados de servicio. No habido ningún caso entre los compañeros. Pero no hay que olvidar que el coronavirus es una lotería y que siempre estamos expuestos por el contacto diario con la gente.

En marzo de 2020 el desconocimiento del virus era absoluto. Ahora, hay una marea de normativas…

Al principio de la pandemia nos mandaban emplear solo con guantes de látex. Estuvimos unos 15 días trabajando «a pecho descubierto». Después llegaron las mascarillas, normativas, restricciones etc. Hemos aprendido a convivir con el virus. Los ciudadanos se pierden un poco con las normas. Y es normal, porque cada semana hay cambios. Pero estamos ahí para cualquier duda.

¿Hay mucha demanda de información relacionada con las normas?

Sí. Nosotros informamos continuamente. Una forma de hacerlo es a través de la Plataforma de Comercio y Seguridad del Concello, que está funcionando fenomenal mediante grupo de whatsapp, tanto para temas de COVID-19 como otros de seguridad. Mediante este sistema se comunican todos los cambios en la normativa y respondemos preguntas. También nos preguntan e informarmos mucho por teléfono. Es un trabajo de información extra muy positivo.

Se percibe más movimiento en las calles de O Barco y al mismo tiempo menos incidentes desde el punto de vista de la seguridad ciudadana…

Los altercados públicos, peleas, destrozos en el mobiliario público etc. se han reducido mucho. No están a cero, pero casi. La gente no puede salir por la noche y hay menos movilidad. A su vez, O Barco tiene 14.000 habitantes pero registra una caída de personas toda la comarca. Hay mayor trasiego debido a los cierres perimetrales para hacer compras, ir al hospital etc.

¿Sigue habiendo alcohol al volante?

La mayoría de las alcoholemias ahora se producen por la tarde. Antes eran por la noche. Los controles de alcohol y drogas los hemos adaptado a la nueva realidad. Sí es verdad que hemos detectado algún positivo en alcohol a las 3 de la tarde, por ejemplo.

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¿El control de las medidas en la hostelería, terrazas y espacios públicos es también una forma de educar y de ayudar a prevenir los contagios?

Pienso que sí. No nos gusta llamar la atención a las personas dentro de un establecimiento por incumplimiento de medidas anti-COVID. Esto debería salir de uno mismo. Pero es lo que nos toca y es una forma de prevención del virus. A veces tenemos que recordar que jugar a las cartas está prohibido. Otras que tampoco se pueden hacer partidos de fútbol en la calle pues sólo está permitido el deporte federado y con medidas de seguridad. Esto forma parte ya del día a día.

¿La plantilla de la Policía Local de O Barco es suficiente?

Hay 14 agentes trabajando, debido a 3 vacantes, y la plantilla es de 17. Esta última cifra es ideal para una población como O Barco, que se traduce en un policía por cada mil habitantes, aproximadamente.

¿Cuál es su aspiración desde el punto de vista policial?

A nivel policial me gustaría que se renovase la flota de vehículos pues son muy antiguos, alguno con 26 años de antigüedad. Contamos con tres vehículos, dos todoterrenos, una moto y dos bicicletas. Además, hace falta una nueva sede. Estamos en un bajo muy grande, pero la mitad es archivo policial y no tenemos zona de aseo, ni una oficina en condiciones de atención al público. Se habló en su día del Juzgado antiguo pero ahora mismo creo que es a largo plazo.

¿Los ciudadanos de O Barco acuden a la Policía Local para presentar quejas y denuncias?

Sobre todo en el tema de tráfico. Las denuncias por delitos las lleva la Guardia Civil. Existe una gran cantidad de quejas por conflictos privados: entre vecinos, por lindes, ruidos, maleza en fincas y todo lo relacionado con las diversas ordenanzas municipales. Estas quejas pueden derivar en denuncias. Intentamos solucionarlo a través de la mediación policial, de modo que muchas veces queda solucionado. Otras, no.

Dos años al frente de la Jefatura de la Policía Local, ¿cómo lo valora?

Me ha tocado vivir un momento «raro», diferente, algo inesperado debido a la COVID-19. Pero la disposición es absoluta. La idea es ayudar al ciudadano con cercanía y proximidad. La Policía Local no está solo para llamar la atención o sancionar sino para ayudar. Nuestra tarea abarca desde informar hasta tirarnos a un pozo o al río para rescatar a personas, como ya ha pasado. Estamos para todo, para ayudar al ciudadano.

Hablando de salvar vidas, ¿cómo recuerda los citados rescates?

Hace un par de años hubo una persona que se arrojó de un piso, cayó en una huerta y se arrastró hasta un pozo. Un policía local y un vecino se metieron en el pozo para rescatarla. Afortunadamente, sobrevivió. Un compañero estuvo de baja dos meses por una lesión a consecuencia de ello. En 2020 otra persona se tiró al río. Dos compañeros la vieron y la salvaron. La semana pasada una mujer que estaba desorientada la trasladamos a su domicilio. Otras veces atendemos a personas que se caen en casa. Siempre estamos ahí. Son pequeñas cosas que van sumando para realizar nuestra labor con la mayor eficiencia y proximidad.