El manto de polvo en suspensión, procedente del desierto del Sáhara, envolvió a Valdeorras durante toda la jornada dejando un paisaje gris que hasta cambió el color del sol y desdibujó las montañas en el valle.
La calima fue haciéndose densa a medida que transcurrieron las horas. Eso sí, en un grado inferior a otras localidades del país.
Esta lengua de polvo es un fenómeno que hacía décadas que no se producía con tanta fuerza. Se dirige de sur a norte por el este del país impulsada por los vientos propiciados por la borrasca Celia.
Un día gris, cálido y ventoso.