A Rúa celebró su magosto popular. Este año, con novedades: un menú con más ingredientes, decoración especial para la ocasión, el uso de la Cantina de la estación del tren para el despacho de las viandas —local también decorado y acondicionado — y el exterior del recinto de las dársenas de la estación de autobuses libre de pintadas —fueron eliminadas horas antes—.

En la estación de autobuses y en el interior de la carpa instalada fueron colocadas de forma ordenada y con todo detalle mesas con mantel; toneles posa vasos y paneles con motivos alusivos a A Rúa, alguno de ellos con luces de colores.

Un toque de armonía y un cambio a la vista en la «estética» de un magosto que movió a más de 300 personas, algunas de ellas procedentes de los municipios vecinos de O Barco y Vilamartín.

Esta vez, además de castañas y «bollo preñado con chorizo», hubo empanada y bica, con agua, vino tinto y blanco.

El magosto de A Rua, acompasado por la música, ayudó a entrar en calor a los asistentes en una jornada caracterizada por el frío.

Esta cita había sido aplazada debido a la lluvia y el sábado dio rienda suelta a la tradición.

A Rúa vivió una edición más de su magosto.
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