«El Camino de Invierno reaviva las emociones, te hace reír y llorar, es profundo, reflexivo…»

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Cristóbal Marco y José Manuel Núñez son dos peregrinos de Castellón que recorren esta ruta jacobea, itinerario que estos días registra un paso intermitente de personas

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Cristóbal Marco y José Manuel Núñez, de Benicasim (Castellón), recorren el Camino de Invierno, paso continuo de peregrinos en los últimos días. No es la primera vez. De hecho, han peregrinado por esta ruta jacobea en otra ocasión, y han pateado otros muchos caminos, llevando a sus espaldas más de siete mil kilómetros rumbo a Santiago. Repiten la peregrinación para disfrutar del paisaje y asumir una nueva experiencia que, «en más del 50 por ciento es por motivos religiosos», cuentan.

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Han elegido el Camino de Invierno para sortear «la saturación de peregrinos de otras rutas jacobeas» —explican—, ausencia demasificación que tiene también sus inconvenientes: «En Las Médulas (León) no había ni un solo bar abierto para darnos algún servicio. Deberían ponerse de acuerdo y al menos que haya uno para prestar atención», lamentan.

La primera vez hicieron el Camino de Invierno lo asumieron en 10 días, pero esta vez han decidido que sean 14. Al llegar a O Barco, donde han pernoctado en el albergue de Xagoaza, llevaban tres jornadas. «No queremos hacer jornadas largas y disfrutarlo», puntualizan.

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Lo más duro del Camino es «nada, se lleva estupendamente». Lo más bonito para ambos es que el Camino hizo que se conocieran, forjando una amistad.

La tranquilidad y belleza del Camino de Invierno les gusta. «Da tiempo para todo, para reír, y para llorar también, porque a mí me hace recordar a mi padre, que falleció hace siete años, y todos son recuerdos; te acuerdas de tus hijos, de la familia...El Camino reaviva las emociones, es profundo, reflexivo… Luego cuando regresas a casa estás en modo Zen, acordándote de todo, si bien cuando transcurre una semana ya vuelves a estar contaminado, inmerso en la vorágine del ajetreo diario», comenta uno de ellos.

Hacer el Camino «es extraordinario y seguiremos recorriendo más Caminos», dicen. Pues, ¡buen camino!