Día de golf en A Rúa. Los aficionados a este deporte de precisión se reunieron O Aguillón para jugar el clásico Torneo de Golf Rústico que cumplió nada menos que su 26 edición. Y suma y sigue.

Fueron diez participantes de los 18 federados que cuenta A Rúa, todos ellos pertenecientes al Club Augas Santas, de la localidad lucense de Ferreira de Pantón. Golfistas bien avenidos, por aquello de que más que competición fue, y es, un «encuentro de amigos», en palabras del propio ganador, José Blanco.

Eso sí, cada cual buscó su mejor golpe. Y entre golpe y golpe, y mucho swing, anduvo el juego, coronado con cuatro trofeos.

Los ganadores fueron, por este orden, José Blanco; Toño Mirria y José Vicente Solarat . El «approach» se lo llevó Miguel Quiroga.

José Vicente Solarat López, concejal de Deportes y aficionado al golf, recordó que durante la crisis este deporte sufrió en España una pérdida del número de licencias. «Ahora está en encefalograma plano. En A Rúa se mantiene. El último que se incorporó fui yo, hace seis años», relató.

En todo caso, citó que en España es el cuarto deporte de mayor número de licencias, después del fútbol, baloncesto, caza y pesca.
Además, pese a que está considerado como un deporte caro, «es relativamente asequible», indicó, con un coste inferior a la práctica de tenis y caza. «Lo que más encarece es la distancia al campo de golf más cercano», añadió. Los más próximos están emplazados en Ferreira de Pantón —Lugo— y Ponferrada —León—.

En un partido de golf se hacen más de 8 kilómetros y en cada golpe de swing se mueven del orden 150 músculos. «Es cardiosaludable y muy recomendable para todas las edades. Se puede jugar hasta los 90 años», manifestó el concejal de Deportes.

Todo ello sin olvidar que supone un contacto permanente con la naturaleza.

En O Aguillón estuvieron José Blanco, Toño Mirria, José Vicente Solarat, Francisco Romero, Miguel Quiroga, Miguel Rodicio, José Luis Rey, Juanjo Rodríguez, José Enrique y Antonio.

La veterana cita con el golf rústico de esta «familia» golfista no decae. Eso se llama pasión por el golf.
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