El cangrejo se multiplica en el Sil: del río a la mesa

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Estos días de verano «conviven» con los bañistas y se asoman en diversos puntos del cauce, entre ellos O Barco, A Rúa y Vilamartín

El cangrejo se multiplica en el Sil. El «americano» (Procambarus clarkii), especie catalogada como invasora, es el que más abunda. Estos días de verano, se asoma en muchos puntos del trazado de su cauce como O Barco, Vilamartín y A Rúa. «Convive» con los bañistas, captando la mirada y atención de los que disfrutan del río en esta época estival.

Aníbal Fernández, experto en pesca y propietario de la Armería Alfer de O Barco, explica que el cangrejo americano sigue proliferando: «Sólo tiene un problema: se come a los cangrejos autóctonos, del país». Por lo demás, —añade— es una fuente de alimentación para otras especies de la fauna del río como las nutrias y aves.

Los cangrejos en el río Sil son numerosos. Tal es así que, recientemente, Aníbal Fernández recibió la llamada de una vecina de Arnado (Vilamartín), para pedir su ayuda al descubrir que un buen número de ellos habían taponado su canal de riego. «Desde el río hasta ese punto hay más de un kilómetro. Y es que recorren grandes distancias en terreno seco», cuenta como curiosidad.

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Desde tiempos inmemoriales, el cangrejo de agua dulce ha saltado del río a la mesa. Está considerado como un sabroso manjar. Y a día de hoy, los del río Sil en Valdeorras, se siguen comiendo. Así lo certifican pescadores consultados que, incluso, aportan una receta: «Con una salsa picante están muy ricos», dicen.

De hecho, hay muchas formas de cocinarlos, la más común en salsa de tomate, con o sin guindilla.

Eso sí, hay que capturar muchos para obtener una pequeña ración pues «un ejemplar tiene muy poco qué comer».

Al ser una especie invasora, no hay restricciones para capturarlos. La Consellería de Medio Ambiente contempla en la normativa que «no se establecen dimensiones mínimas ni cuotas de captura.El único arte de pesca autorizado para el cangrejo de río americano y el cangrejo de California es el retel. Cada persona solo podrá emplear un máximo de 10 reteles y no ocupará con sus reteles más de 100 metros de río o de orilla de embalse».

Si visualizar este crustáceo en su versión «invasora» es fácil, más difícil resulta encontrar cangrejos nativos. «Hay muy pocos», concluyen los expertos.