Vilamartín no pasó por alto su San Jorge

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Aún cuando solo hubo misa y charanga, el coronavirus no pudo con el espíritu y sentimiento colectivo de un pueblo sobre sus fiestas más queridas

Vilamartín celebró su festividad de San Jorge, «o San Xurxo». No pasó por alto la fecha tan especial que ha marcado las grandes fiestas de la localidad, ahora en la memoria colectiva.

El sonido de una charanga sirvió para evocar momentos inolvidables de aquello que la pandemia ha desterrado: las entrañables fiestas de un pueblo que concitaba a vecinos y visitantes, sentaba a la mesa a familias y amigos y bailaba hasta el amanecer.

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Los tiempos de COVID volvieron a marcar el compás de la tradicional celebración, ahora reducida a estampas constreñidas en mascarillas, distancia social y protocolos anti-COViD.

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Misa y la imprescindible música de una charanga alegraron el espíritu de vecinos y desataron también la nostalgia de la celebración más arraigada de esta tierra.

Poco, pero mucho para los nuevos tiempos.

El coronavirus no pudo con San Jorge ni con el sentimiento y apego de un pueblo a sus fiestas más queridas, las de San Jorge.