Un grupo de vecinos de A Rúa Vella pasó la noche casi en vela para elaborar las tradicionales alfombras forales con motivo del Corpus. Toda una labor artesanal que no sólo mostró la belleza del colorido tapiz, sino también las ganas de mantener viva esta tradición.
Los participantes en la confección de alfombras explicaron que este año emplearon, además de hojas de árboles, garbanzos, lentejas y maíz, todos ellos tintados uno a uno con vivas tonalidades, así como arena de colores. Pusieron sus manos y horas de sueño para «tejer» sobre verdes hojas dibujos y flores. «Es un trabajo de chinos, pero merece la pena», apuntaron.
Las calles que rodean la iglesia se convirtieron en un hermoso manto multicolor en el que brotó el alma y sentimiento de sus vecinos.