San Vicente de Leira inicia 2023 sin su carretera

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Afronta el año con escepticismo sobre el arreglo de un vial y la Asociación de Vecinos evalúa si suspende la festividad del 22 de enero para no exponer a la gente al peligro del vial de acceso a la localidad

San Vicente de Leira (Vilamartín) inicia el 2023 con escepticismo y al borde de la pérdida de esperanza sobre el arreglo de su carretera OU-807, una infraestructura que no ha llegado pese a la insistencia en la reivindación y la necesidad de dotar a la localidad de un vial digno.

San Vicente es un pueblo prácticamente incomunicado cuya situación ha derivado en una pérdida de población constante en los últimos años. Vecinos y vecinas de este municipio coinciden en señalar que acceder a la localidad es toda una «odisea» llena de peligros que sigue poniendo en «jaque» el paso de ambulancias en caso de urgencias médicas.

«Algunos ya no nos atrevemos a conducir por la carretera alternativa. Todo está en muy mal estado», comenta una vecina de la localidad.

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Los constantes derrumbes de la carretera han generado nuevos problemas para el pueblo como la falta y deficiencias del agua en el barrio de abajo de San Vicente. «A veces no hay agua para beber y cuando la hay llega en un estado pésimo. Y tampoco para regar. Los vecinos tienen que desplazarse hasta el terreno y mover las mangueras. Llegará un momento en que no habrá posibilidad de tener agua», explica Elisa Sánchez González, presidente de la Asociación de Vecinos de San Vicente, que aglutina a un centenar de socios.

La Fiesta de San Vicente, el 22 de enero, podría no celebrarse

La Asociación de Vecinos de San Vicente está desmoralizada, hasta el punto que baraja no celebrar la festividad de San Vicente el próximo 22 de enero con el fin de no exponer a la gente a tener un accidente en la carretera actual. «No queremos comprometer ni poner en peligro a nadie. No sé qué haremos», Elisa Sánchez González.

En este sentido, Elisa Sánchez argumenta que lo que más le duele es «no tener libertad para ir a mi pueblo. El acceso tan peligroso que hay me impide ir y venir cuando quiera. Y esto no es de justicia para un pueblo».

Y recuerda que aún cuando buena parte de la población de San Vicente se mudó a otras localidades de la comarca, son muchas las personas que se desplazan al pueblo a diario y que «pagan sus impuestos por poseer tierras, casas etc. en el pueblo».

Sea cual fuere el inicio del problema inicial de la carretera, vecinas y vecinos consideran que debería estar resuelto en este tiempos y, lejos de estarlo, se agrava cada día.

El asunto ha sido tratado incontables veces. El Concello de Vilamartín, a través de su alcalde, Enrique Álvarez Barreiro, realizó en los últimos años todo tipo de protestas y gestiones ante la Diputación provincial de Ourense, titular de la carretera, y hasta ofreció alternativas para que la ejecución de la reforma no fuese tan elevada. Sin embargo, la carencia de una carretera digna persiste, sigue en el mismo punto.

Los partidos políticos también solicitaron una solución para la carretera en los últimos meses. Representantes del PSOE provincial visitaron en 2022 San Vicente. Y el BNG llevó al Parlamento la carencia, el pasado mes de diciembre, emplazando a la Xunta a colaborar con el Concello de Vilamartín para resolver el viejo problema. Insistió en la precariedad de la seguridad vial de la carretera alternativa actual y pidió el arreglo de un puente sobre el arroyo Pereanes, por el que resulta muy peligroso circular cuando llueve.

Sin una carretera, vivir en San Vicente de Leira se torna hoy por hoy casi un imposible. La pregunta brota por si sola: ¿Seguirá su carretera en 2023 en el mismo punto?