La pianista Sara Marianovich publica su libro «Envuelta en sonidos»

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El local «Sueños» abre sus puertas este martes a las 19,00 horas a cuantas personas quieran adquirir esta obra autobiográfica que ayuda a seguir el camino de la música u otras profesiones sorteando cualquier adversidad

La pianista Sara Marianovich acaba de publicar su libro «Envuelta en sonidos». Se trata de una obra autobiográfica nacida a raíz del 40 aniversario de su primer concierto. Narra en primera persona distintas adversidades en su carrera musical, pero también situaciones maravillosas y hasta «milagrosas» que pueden ayudar a los demás a la hora de emprender el camino por la profesión de la música u otras.

El libro ya está disponible en Italia y desde el 31 de agosto estará también en las librerías en España. No obstante, los vecinos de O Barco podrán adquirirlo en primicia este martes, día 29 de agosto, en el local “Sueños” (Avenida Eulogio Fernández 18, bajo), en horario de 19:00 a 20:30 horas.

Sara Marianovich nació en Belgrado (Serbia). Ofreció su primer concierto en 1983, a los 12 años, como solista acompañada por orquesta. Un año después hizo su primer recital de piano, de ahí que quiera acercar y compartir sus vivencias y experiencias en su libro.

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Desde hace algunos años, «comencé a apuntar algunos acontecimientos para evitar que cayeran en el olvido los detalles de las circunstancias tan especiales y de cómo se produjeron; sobre todo, por las curiosidades referentes a las soluciones que surgían sin haber podido jamás imaginar tal desenlace. Creo que pocos músicos han tenido que lidiar con tantos problemas de distinta índole, muy duros e imprevisibles, como los que me han acontecido. Sorpresas realmente maravillosas e inimaginables surgen, a modo de recompensa, si somos capaces de aguantar el dolor, tener paciencia y no perder la fe en que llegarán las soluciones, incluso sin poner nada más de nuestra parte», dice a modo de sinopsis del libro.

La letra E

Escribiéndolo, se percató de una interesante coincidencia, y es que «todo lo que me ha marcado, con lo que podría describir mi vida, aquello que ha dejado huella en mí, empieza por la letra E, que precisamente equivale al tono mi en la música: España, extranjero, enseñanza, educación, esperanza, empatía, estima, extremos, errores, entusiasmo, exigencias, esfuerzo, escribir, expresar, extrañar, etc. Incluso las letras del nombre de la editorial a la que confié la publicación de este libro empiezan por E: Europa Ediciones».

«El objetivo de un profesional de la música no debe ser el reconocimiento»

Enemiga de cualquier tipo de protagonismo, discreta, modesta, intuitiva (la intuición, dice, ayuda a resolver muchos problemas) y todo un genio de la música, Sara Marianovich considera que un profesional de la música debe buscar el conocimiento, nunca el reconocimiento, pues este si debe llegar, llega de forma natural. «Uno debe hacer con todo su amor su trabajo, pero el objetivo no debe ser reconocimiento», expresa.

Ella misma terminó la carrera de música como la mejor estudiante. Sin embargo, «nunca fue mi objetivo ser la mejor, me motivaba conocer materias, ampliar los conocimientos. Que la meta sea el conocimiento no el reconocimiento pues el resultado, reconocimientos y premios fluyen con el tiempo. Buscar el reconocimiento solo crea un ego agobio. Se debe estudiar música para dar a los demás nuestra mejor versión, no para vencer o ser superior al otro«, dice.

Valdeorras de Cerca: La música forma parte de tí desde que eras una niña

Empecé a estudiar música con 8 años. Con 9 meses ya silbaba en la guardería, mientras los bebés dormían plácidamente. En una ocasión, las cuidadoras se asustaron pensando que alguien se había colado y entraron con escobas. Era yo silbando (se ríe). Yo estaba obsesionada con el piano desde que era niña. Mis padres no se percataron hasta los 8 años de mi verdadera vocación. Empezar a esa edad no me produjo ningún perjuicio porque con 15 años ya llegué a la Universidad, a la Facultad de Música, y era la estudiante más joven de todos los tiempos. En abril del 1983 di mi primer concierto ante un gran público actuando como solista acompañada por la orquesta en el Auditorio de la Filarmónica de Belgrado, y unas semanas más tarde repetí esta actuación con la Orquesta de la Radio Televisión estatal de Yugoslavia, en un programa de cultura que se retransmitió en directo desde el estudio de la televisión.

V de Cerca: En el libro recoges tu trayectoria, ¿cómo ha sido?

Mi trayectoria musical fue bastante difícil porque no procedo de una familia de músicos. Mi padre, que falleció hace solo cuatro meses causándome un hondo pesar y que no podrá ver este libro, era catedrático de Matemáticas. Mi madre es profesora de Física y Química. Tuve que soportar injusticias cuando era pequeña por parte de familias de músicos influyentes y, sin embargo, esas adversidades no me cambiaron como persona. En el libro cuento vivencias. Por ejemplo, como en mi infancia tuve que sufrir una rivalidad no buscada de una niña que iba a clase conmigo. No doy nombres, tan solo relato aquello que pasó para que sirva de ayuda a los estudiantes y futuros músicos.

V de Cerca: El talento genera siempre una fuerte competencia en disciplinas como la música

En mi caso fue más duro que en el de otros alumnos. El problema en la música es que es un campo muy abstracto cuando alguien tiene que determinar si una persona es un genio o no. En el libro cuento que la madre de una niña decía que de «mi machaquísimo no se podía escuchar el excepcional pianísimo de su hija». El machaquísimo como expresión no existe en la música, pero se puede entender a lo que ella se refería, que yo destrozaba el piano. Le molestaba mi temperamento mientras que su niña era más sosa, por decirlo de alguna manera. Pretendía humillarme para elevar a su hija. Sin embargo, mi madre leía biografías de grandes pianistas que decían que de jóvenes machacaban el piano. Entonces, en lugar de ser una señal preocupante, era algo alentador que yo tuviese esos rasgos de tanta pasión por la música y de disfrutar tocando el piano.

Valdeorras de Cerca: Este libro puede ayudar a otros profesionales para seguir adelante, aún cuando haya dificultades, siempre hay que confiar…

Efectivamente. Es importante que los músicos y personas que se dedican a otras profesiones tengan en cuenta que la opinión de los demás no es algo que nos determina, ninguna opinión maliciosa debería desanimarnos ni hacernos dudar de nuestras posibilidades. Quiero transmitir que cuando alguien sienta una pasión por algo, por la música, que la disfrute y haga caso omiso a los comentarios maliciosos, aquellos que se realizan por envidia, para desanimarnos. Con mi historia se dan unas pautas que ayudan a seguir el camino de la música o cualquier profesión con dignidad.

V de Cerca: De Serbia a España cuando tenías 20 años

Sí, en una época en la que no existían ni los teléfonos móviles, ni internet. Fue un acto de coraje, sin conocer a nadie, sin saber ni una sola palabra del español y sin tener nada asegurado (sin medios materiales). Tuve que empezar a luchar y en un momento en el que empezaban las guerras en mi país, la desintegración de Yugoslavia, cuando se interrumpieron todas las conexiones con mi tierra. Hay alumnos de música que al primer obstáculo se desesperan pero, a lo mejor, al leer mi historia se darán cuenta de que son problemas menores comparado con otros. Y seguirán luchando. Hay que tener siempre paciencia y no perder la fe porque siempre llegará una solución, a veces hasta «milagrosa», de la mejor forma.

V de Cerca: Precisamente en el libro cuentas alguna situación que cuando parecía que no tenía salida, de repente aparecía una solución casi por «arte de magia»

Sí. En una ocasión, cuando ya tocaba fondo por un problema suscitado a raíz de que quería rescindir un contrato con una editorial, era medianoche y me llegó un mensaje de un sacerdote serbio que yo conocía deseándome lo mejor. Fue como una señal de que mi problema se iba a solucionar y así fue. Al final todo se solucionó. Parecía una ayuda divina. En este sentido, puedo contar que nací en un país comunista pero siempre sentí una especie de ayuda celestial que me hizo ser creyente y, de hecho, me bauticé de mayor en la religión ortodoxa, algo que relato en el libro. Este evento resultó sorprendente. Quise hacer un bautizo íntimo, sencillo y modesto, pero resultó por todo lo alto, con presencia del máximo responsable de la Iglesia Ortodoxa Serbia. Era como un inesperado gran regalo por mi modestia y discreción, ya que recibí mucho más de lo que nunca podría imaginar.

V de Cerca: El músico no debe estar por encima de la música…

Yo nunca pisaría a nadie para conseguir mi meta. Nunca busqué protagonismo. Cuando era pequeña incluso era tímida. Mi deseo de actuar era por esa necesidad de comunicarme a través de la música, de tocar el alma, de transmitir, pero no de mostrar que que bien toco el piano. Nunca me pondría por encima de la música ni de la misión de un músico, que es transmitir al público.

V de Cerca: La portada del libro es muy sugerente, ¿qué simboliza?

La portada del libro, con un pequeño piano sacapuntas y goma de borrar en forma de la península ibérica, lo compré durante mi primera visita a España en 1988 (cuando tuve una gira de conciertos a los 17 años). Para mí, fue una señal en cuanto a que España sería el país en el que me afincaría, aunque por aquellas fechas no supe interpretarlo así (lo cuento todo en mi libro, en el capítulo quinto que titulé «Mi amor por España»).

En el piano hay una pegatina con el dibujo de una niña sentada en medio de la naturaleza y con un tocadiscos al lado. ¡No puedo sentirme más identificada con aquella niña! y, encima, estaba escrito mi nombre: Sara Lo compré por pura casualidad al entrar en unos grandes almacenes en la Puerta del Sol de Madrid, horas previas a mi regreso a Serbia tras realizar aquella gira, cuando buscaba un souvenir que me recordaría a España (pensando en un abanico o similar) y me quedé sorprendida al ver en la sección de papelería aquellos dos artículos. Los compré tan contenta que no necesité buscar nada más. Mi libro está lleno de anécdotas de este tipo, cargados de señales que solo supe interpretar años después.