José Antonio Prada Muradás: «Siempre transmití a mi familia el enorme valor de las raíces, de O Barco, de esta tierra brava y generosa»

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El pregonero de las Fiestas de O Cristo 2024 habló de sus recuerdos, infancia y también lanzó una propuesta, un hermanamiento entre Valdeorras y A Coruña (donde reside desde los 9 años) a través de la Festa do Botelo

José Antonio Prada Muradás dio el chupinazo de salida a las Fiestas de O Cristo de O Barco de Valdeorras 2024. El empresario, que reside en A Coruña desde los 9 años, fue el pregonero de los festejos. El acto comenzó con la proyección de un vídeo en el que familiares y amigos trazaron su perfil y la unión con esta tierra a través de palabras y fotografías. Después, su amigo, José Ángel Rodríguez, habló de la trayectoria profesional y humana de José Antonio Prada Muradás, subrayando que siempre ayudó y tuvo la puerta a otras personas y el orgullo de Muradás por sus orígenes y su participación y apoyo incondicional cada año a la Festa do Botelo en A Coruña, a la que no falta poniendo así en práctica el amor por O Barco.

José Antonio Prada Muradás inició su pregón desgranando su infancia en O Barco. Relató que nació en una casa de la Avenida Eulogio Fernández, donde aprendió a andar en bicicleta, una afición que ha mantenido hasta ahora; habló de sus juegos, como el tirachinas, y cómo vivía el Día de Reyes.

Citó a amigos y compañeros que fueron importantes para él como «Andresito», el hijo del médico Andrés Buela”, José Gurriarán, Lamelas y Toñito Fernández con los que iba al cine y, por supuesto, a las fiestas de O Cristo.

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Y recordó los baños de verano en la piscina de Cedíe, en O Malecón y en A Barxa; la mítica «Casuca», la discoteca El Molino, la música de Los Iris y Los Brincos, el baloncesto y la matanza del cerdo.

También profundizó en su actividad profesional, poniendo por delante que la herencia que le dejó su familia fue «el esfuerzo y la constancia». Expresó que su empresa familiar, dedicada al transporte de mercancías y de viajeros y como, tras el fallecimiento de su padre, pasó a presidirla, siendo la segunda generación al frente de la Compañía de Transportes de Tranvías de A Coruña.

Pero «si algo me enorgullece y me apena es que mi padre no llegase a ver, pues falleció en 1997, dos importantes reconocimientos, el de empresa de Transporte Urbano en España, que recibimos en 2004 en Madrid, y también el de Empresa Familiar del Año en Galicia en 2017″.

Lo más importante que le aconteció en su vida ocurrió en los años 70, «cuando conocí a una hermosa joven nacida en el norte de México, hija de padres gallegos, de Vilalba, que acababan de retornar de América y que tuvo la paciencia de aguantar mis defectos», expresó visiblemente emocionado, momento en el que irrumpieron los aplausos en la Plaza Mayor.

Recordó como recorría en una bultaco con su mujer toda la comarca de Valdeorras. En 1979, dijo, nació su hija Irene, que reside en Madrid, después llegaron Isaac y José Ignacio, residentes en A Coruña. «Conformamos una gran familia en los que los reyes de la casa son los cinco nietos, que son nuestra máxima felicidad».

Recalcó que a todos ellos, a su familia, «siempre transmití el enorme valor de las raíces y regalarle la infancia que yo tuve en esta tierra brava y generosa, poblada por gente buena, trabajadora, talentosa y orgullosa de lo suyo».

Agradeció las palabras también de su amigo José Ángel Rodríguez, que organiza la Festa do Botelo en A Coruña, evento al que que «nunca falté ni nunca faltaré», añadió, y lanzó una propuesta: «Invito a los amigos de A Coruña y de Valdeorras a que hagamos un hermanamiento a través de este manjar que me retrotrae a mis orígenes cada vez que lo pruebo».

Concluyó reseñando que fue «un día inolvidable» y expresó su mayor agradecimiento, «a las personas que me designaron para esta inmensa honra de pronunciar el pregón en uno de los lugares más presentes en mi vida y en mi corazón».