El alcalde de Vilamartín evaluará otras alternativas con la supervisión técnica de la Confederación Hidrográfica y ello podría retrasar el proyecto
Catorce vecinos de Arcos acudieron el pasado fin de semana a una reunión convocada por el acalde de Vilamartín, Enrique Álvarez Barreiro, para «votar» sobre la ubicación elegida por los técnicos para la futura depuradora de Arcos, en terrenos situados en el entorno del cruce de la N-120 con la N-536. El «no» se impuso con 10 votos (dos de ellos pertenecientes a una misma unidad familiar) y 4, sí.
Era el lugar más idóneo. Ofrecía ventajas técnicas, entre ellas que no sería preciso un sistema de bombeo debido al propio peso de las aguas residuales.
La decisión vecinal, que el alcalde asume y entiende, se traduce en un varapalo para un proyecto que tuvo que aguardar 9 años para conseguir, recientemente, financiación (700.000 euros por parte de la Confederación Hidrográfica Miño Sil) y que ahora se verá abocado a un indeseado retraso, perpetuando los vertidos sin depurar y el «eterno» problema medioambiental que ello genera, principalmente para la «salud» del río Sil. «Esto es un problema serio y grave», dice tajante el alcalde.
Enrique Álvarez Barreiro acata la negativa por mayoría, poniendo por delante su talante democrático y aún cuando no hubiese acudido todo el pueblo a la reunión. «Si no fueron más de 14 vecinos es porque aceptan lo que diga la mayoría de los que acudieron, en este caso 9 vecinos», expresa.
Recuerda que «yo siempre defendí que la mayoría tiene razón». Eso sí, es consciente que nunca estará conforme el cien por cien de la población pues «siempre hay quien se siente perjudicado. Nadie quiere una depuradora cerca», añade.
Sea como fuere, «si antes teníamos un problema, ahora tenemos otro añadido», valora, un doble problema que hace alusión al duro camino para conseguir los terrenos, la financiación y al que hay que añadir ahora la falta de ubicación.
Los vecinos sí están de acuerdo con la necesidad de la depuradora de Arcos, que dará servicio a Córgomo, Baxeles, el polígono industrial y Valdegodos, pero no la quieren cerca de sus casas. En su día, propusieron ubicarla cerca de la pasarela de Arnado.
«Están en su derecho y ahora desde el Concello tenemos que buscar otras alternativas», añade el alcalde. En este sentido, Enrique Álvarez tiene ideas que no está claro que lleguen a buen puerto porque será necesario cotejarlas con técnicos de la Confederación Hidrográfica. Y así lo hará. Se trata de crear una especie de pequeña «red de depuradoras», una en Valdegodos y otra en la zona industrial que conectarían con la que se construya en Arcos.
En lo que respecta a la zona industrial, recordó que existe la obligación de que las empresas traten los residuos antes de ir a la depuradora y anunció una ordenanza municipal al respecto para que se cumpla.
El no de Arcos al emplazamiento de la depuradora se traduce en un problema, más tiempo y la incertidumbre de si la Confederación mantendrá la partida comprometida para la construcción de la misma.
Por este motivo, Enrique Álvarez mantendrá una reunión con el presidente del citado organismo para plantearle los cambios acordados con los vecinos. «Precisamente, acabo de gestionar el proyecto para la construcción en el espacio que ahora rechazan los vecinos y ahora tengo que volver a pedir para que nos lo hagan en otro lugar», concluye.
Así las cosas, la nueva depuradora queda pendiente de gestiones, terrenos y respuesta técnica.