Cristina Álvarez: «Bar Paco, el de toda la vida, tiene un gran valor sentimental para mí»

Cristina, a la puerta del Bar Paco
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El Bar Paco es todo un emblema en A Rúa. Está situado en la calle Progreso, número 83 y lleva funcionando nada menos que 37 años —desde febrero de 1982—. Su promotor, Francisco Álvarez Carballo, oriundo de Viana, abría en aquélla fecha, después haber gestionado otro establecimiento con solera, el Bar Norte. Y lo hacía justo enfrente, en el número 102, con restaurante incluido, un servicio que suprimió en 1996. Al llegar a su jubilación asumió el bar su mujer, Manuela Rodríguez Fernández, hasta que hace 11 años tomó las riendas una de sus hijas, Cristina Álvarez Rodríguez, reacomodándose en el emplazamiento actual y aportando su toque personal en la gestión y atención al público.

El Bar Paco atesora una gran popularidad en A Rúa y la comarca, nacida de su veteranía, de sus conocidas tapas, el sellado de quinielas —que mantiene— y despacho de billetes de autobús, en otro tiempo de la empresa Monforte, Monbús, Intercar y Enatcar. Hoy en día, solo gestiona los de Alsa. Además, sirve pinchos variados todos los días y hace tortillas por encargo, incluso picantes si así se lo demandan.

Cristina Álvarez y su padre, Francisco Álvarez

Este establecimiento hostelero forma una parte indisoluble de la vida de Cristina Álvarez, pero también de diversas generaciones de A Rúa. Su infancia está marcada por el bar familiar en el que creció y, eso, es lo que más le toca el corazón. «Mi hermana y yo nos criamos aquí, para mí tiene un valor sentimental muy grande. Espero seguir durante muchos años al frente», dice con orgullo.

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Un momento familiar en el Bar Paco, con su hija, su hermana y amigas

Cristina Álvarez estudió magisterio pero dejó de lado la enseñanza por amor al bar de su vida. Quería continuar la tradición familiar. «Heredé la actividad hosteleras de mis padres y me encanta darle continuidad», detalla. La hostelería le gusta, sobre todo «el trato con la gente. Siempre se aprende algo nuevo», dice contenta, para citar que en su bar se cumple aquello de que «nunca te acostarás sin saber algo más».

Cristina Álvarez con su hija

Cuando asumió la gestión del bar, le aconsejaron que cambiase el nombre.»Yo nunca quise hacerlo. Lo mantuve. El Bar Paco es el Bar Paco, el de toda la vida». La atención que brinda en el establecimiento es familiar, cercana y de confianza. «Hay una relación personal con los clientes porque conoces a la gente de toda la vida. Si vienen nuevos, enseguida se entabla esa familiaridad», cuenta Cristina Álvarez.

Cristina Álvarez Rodríguez

El Bar Paco es uno de los más madrugadores en A Rúa. Abre a las 6,00 horas de la mañana, hora a la que ya empiezan a circular los primeros clientes, parte de ellos trabajadores de sectores como la pizarra y «la fábrica». Tiene su clientela fija, parte de la cual se remonta a la época de los tiempos en que el «timón» lo llevaba su padre.

Pero también ha evolucionado, incorporando nuevos clientes. Una de sus singularidades es que es establecimiento oficial sellador de la «compostela» —la tarjeta de los peregrinos—, de modo que es lugar de parada de las personas que eligen el Camino de Invierno rumbo a Santiago. Y ello aún cuando esta ruta jacobea no discurre junto a su puerta. «Los peregrinos suelen alojarse en una pensión cercana, desayunan aquí y sellan su compostela», relata.

En la fachada del establecimiento figura el letrero de sellador oficial de loterías y de la «compostela»

Otra de sus singularidades es que sede oficial de la Peña Celtista Vlado Gudelj, colectivo que cuenta con casi cuatro siglos de vida. Sin duda, es éste otro aliciente que concentra en el local a buen número de seguidores del citado equipo y del fútbol en general. «Mi marido, Alberto Pérez Forno, es de Vigo y ahora tiene la peña, de modo que cuando juega el Celta vienen muchos aficionados a ver el partido», relata.

El sellado de quinielas es uno de los servicios del Bar Paco

Haciendo honor al «bar de toda la vida, el de siempre», el bar Paco todavía conserva un pequeño grupo de personas que todos los días se reúnen para jugar la partida de cartas. «Con el tiempo, se ha reduciendo este hábito, de modo que es muy agradable que en mi bar se siga produciendo», afirma con una gran sonrisa Cristina Álvarez.

Momento de la partida en e Bar Paco de A Rúa

Cristina Álvarez se implica en todas y cada una de las iniciativas que ayuden a revitalizar el comercio y la hostelería en A Rúa. Considera que hace falta seguir trabajando desde todos los sectores para generar ambiente y que revierta en ambos sectores.

Cristina Álvarez es consciente de la importancia del Camino de Invierno y sella la» compostela»

Su principio es seguir apostando por su bar, ese de toda la vida, que forma parte de la esencia de A Rúa y que ha dejado su pequeña huella en muchas personas. Tal vez su hija algún día tome el testigo, o tal vez no…

El interior del Bar Paco
Fotografías y bufandas de la Peña Celtista