A Rúa vivió su secular, singular y piadoso desenclavo

Publicidad

La tradición de esta ceremonia de la Semana Santa se ejecutó en la iglesia de San Esteban respetando los protocolos anti-covid

La iglesia de San Esteban de A Rúa Vella fue escenario de su secular desenclavo. Eso sí, con mascarilla, aforo limitado y rodeado de todas medidas sanitarias anti-COVID.

Tal y como marca la tradición, un grupo de hombres de A Rúa hicieron descender al Cristo de la Cruz.

A continuación, tomaron la figura de Cristo entre sus manos.

Publicidad

Después, lo pusieron a los ojos de la Virgen.

Y, finalmente, lo depositaron en su urna.

Fue una acto religioso incardinado en la Semana Santa de esta parroquia y que se remonta a tiempos inmemoriales.

El ex párroco Severino Blanco participó en la tarde de oficios y cultos.

Esta vez, el desenclavo no culminó con procesión, teniendo en cuenta que este tipo de concentraciones de Semana Santa no están autorizadas a raíz de la pandemia.

El año pasado fue la primera vez que no se celebró, en más de cien años. En esta ocasión, el desenclavo fue posible, aún cuando constreñido a los tiempos de COVID-19.

A Rúa vivió su secular, singular y piadoso desenclavo.