Volobriga, el restaurante-pensión que dinamiza y multiplica las visitas a O Bolo

María Ángeles Ramos y Magín Fernández, responsables de "Volobriga"
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El Restaurante-pensión Volobriga, situado en la calle O Serro de O Bolo, es toda una apuesta por el medio rural que ha contribuido a incrementar el número de visitas al municipio revalorizando este rincón de la geografía ourensana. Es un modelo a seguir que demuestra que la vida en los pueblos sí es posible. Tal es así que, en la actualidad, recibe incontables grupos de turistas que hacen un alto en su viaje para comer en este establecimiento, visitar el castillo de O Bolo y otros lugares de interés próximos como el santuario de As Ermitas.

Uno de los dos salones del restaurante Volobriga

«Volobriga» es el único restaurante-pensión que hay en la localidad y la excusa perfecta para visitar el pueblo. Nació hace ya 22 años de la mano del matrimonio formado por María Ángeles Ramos Enríquez y Magín Fernández Fernández. Se embarcaron en la hostelería haciendo caso omiso al consejo de aquellos que pensaban que por ser un municipio pequeño y estar enclavado en el rural fracasaría. Aconteció todo lo contrario. «La mayoría nos decían que estábamos locos abrir un restaurante en O Bolo. El tiempo ha demostrado que mejor, imposible», explican.

María Ángeles Ramos y Magín Fernández, gerentes del restaurante-pensión Volobriga

Cada vez tiene mayor clientela procedente de todas las comarcas del contorno como Viana, O Bolo, otros puntos de la provincia e, incluso, de Portugal.»Apostamos por dar buena comida con buen precio y acertamos. Los precios son muy accesibles, 10 euros por la semana y 15 el fin de semana», cuenta Magín Fernández. Al mismo tiempo, realizan pequeños eventos como bautizos y comuniones.

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El restaurante ofrece menús diarios, de lunes a viernes, caracterizados por la amplia variedad de platos a elegir (seis primeros y seis segundos, postre, bebida y café) y su calidad-precio. El coste por persona es de 10 euros. El fin de semana y festivos sirve a la carta, también con una amplia gama a escoger, 10 primeros y 10 segundos. Eso sí, hay que solicitar cita con antelación porque debido a su buen hacer siempre está completo.

Uno de los dos salones que dispone con cuadros del artista bolés «Lilí»

El plato «estrella» es la carne a la brasa (churrasco, chuleta etc) y en pescados, el bacalao. El punto más casero lo ponen los postres, elaborados con mucho mimo, siempre a mano.

El restaurante Volobriga es sinónimo de que el rural sí es una alternativa. Eso sí, con lucha, dedicación y esfuerzo. María Ángeles Ramos Enríquez y Magín Fernández han vivido en su propia piel las trabas burocráticas que existen a la hora de emprender en un pueblo. «No es fácil. Deberían facilitar los trámites si realmente se quiere dinamizar el rural. Es difícil emprender en los pueblos», dice Magín Fernández. Estos obstáculos, ya superados, han hecho de Volobriga un ejemplo a seguir para despertar los pueblos.

El bar del restaurante donde se sirven bebidas y desayunos con churros

María Ángeles y Magín ponen el corazón en su establecimiento. Día a día con el sacrificio que exige la hostelería, una profesión en la que prácticamente no hay descanso. «Es muy esclavo, hay que estar las 24 horas trabajando, tiene que gustar», cuentan. Aún así, la recompensa es haber conseguido clientes y seguidores de todas partes. «Tenemos un montón de gente, esa es la recompensa. Los fines de semana la capacidad es insuficiente», cuentan.

El interior del bar del restaurante-pensión Volobriga

Magín se encarga de muchas secciones del restaurante, desde atender la barra, a realizar las compras e, incluso, asume la elaboración del plato de la casa, el churrasco. «El fin de semana estoy en la parrilla para hacer el churrasco», cuenta. Le gusta mucho la relación con los clientes. María Ángeles también abarca diversas tareas, entre ellas una parte de la cocina y la elaboración con sumo cuidado los postres caseros. «Siempre me gustó la repostería», dice. Además, destaca que todas las mañanas los desayunos se sirven con churros.

Como anécdota cuentan que se llevaron una gran sorpresa y satisfacción cuando descubrieron en un periódico de la provincia de Pontevedra una crónica de un periodista que decía que nunca había comido un jarrete como el que degustó en el restaurante Volobriga. «Vinieron dos personas de Vigo y pidieron jarrete. Días después apareció un artículo en el que se decía que en la costa se comía muy buen pescado, pero jarrete como el que comió en O Bolo, en el Volobriga, nunca lo habían probado».

También la fama que ha cobrado lleva a las agencias de viajes a trasladar a grupos de excursionistas hasta el restaurante. Así, un grupo de Portugal que visitará en junio Las Medulas hará un alto en su establecimiento para disfrutar de la gastronomía, paisaje y monumentos.

Las habitaciones de la pensión son dobles, cada una con un diseño distinto

La pensión que dispone es cada vez más solicitada. No existe más que este alojamiento en O Bolo. Brinda siete habitaciones dobles, cuidadas al máximo detalle, con toques rústicos, todas ellas con baño propio y decoradas de forma diferente.

Todas las habitaciones disponen de baño en su interior

El precio de una habitación doble es de 30 euros y una individual, 20. En las épocas de verano, fiestas, eventos, Semana Santa y Entroido es cuando mayor demanda registran, si bien hay clientes todo el año. «Hasta los operarios de empresas que ejecutan obras en la zona se alojan aquí», dicen con orgullo.

La carpintería es artesanal y el estilo, rústico

De hecho, el día de la Ruta dos Fornos de Celavente, celebrada hace tan sólo unos días, estuvo lleno. Además, en la época estival hay quien elige esta opción para pasar de 15 días a un mes.

Otra habitación doble

Con una decoración rústica, acorde con el entorno, luce una carpintería totalmente artesanal, realizada por un vecino, que incluso en algún tramo incorpora motivos que hacen alusión a los elementos patrimoniales del municipio.

La carpintería es artesanal y en algunas zonas comunes presenta motivos alusivos a O Bolo y la fortaleza

Pero el restaurante-pensión Volobriga también apuesta por la cultura, tradición y la promoción de la tierra. El propio nombre es la denominación de O Bolo en tiempos remotos, de los castros.

Libros del artista de O Bolo «Yosso», expuestos en el restaurante Volobriga

En el interior expone libros a la venta del gran artista bolés Yosso, mientras que las paredes de los salones cuentan con óleos del inconfundible «Lilí», también del municipio. Y hasta el sobre de los azucarillos lleva estampado un logotipo muy especial y personal, diseñado por el hijo de los dueños del establecimiento, Iago Fernández.

El azucarillo con el diseño personalizado
Un rincón público para las personas que se hospedan en la pensión Volobriga

La actividad del restaurante-pensión Volobriga ha revertido en la dinamización de O Bolo gracias a la implicación y dedicación de María Ángeles Ramos y Magín Fernández.