Los contrastes entre los 23 minutos de viaje de Santiago a Ourense y las casi dos horas con transbordo a O Barco y A Rúa reflejan la paradoja de una modernización a medias, que avanza por un lado y se estanca por otro
Veintitrés minutos. Eso es lo que se tarda en llegar de Santiago de Compostela a Ourense gracias a la línea de alta velocidad. Un trayecto de apenas 100 kilómetros que ha sido reducido a una fracción de lo que era hace unos años. El itinerario ofrecido por Renfe calcula en 27 minutos este viaje, pero en realidad son 23. Así lo comprobó hace unos días quien “junta las letras” de este artículo en un viaje express a Ourense.
Los trenes de última tecnología han puesto a Santiago, la capital de Galicia, a tiro de piedra de la ciudad termal, lo cual ha sido aplaudido y celebrado por todos aquellos que usan diariamente el AVE. Para los que usan el AVANT, tampoco hay mucha diferencia, el trayecto desde la ciudad picheleira hasta Ourense es de apenas 35 minutos.
Sin embargo, un viaje que para muchos comienza en esos minutos de comodidad y rapidez, se transforma en un desafío absurdo y tedioso si uno decide continuar hasta Valdeorras.
Allí la realidad es bien distinta: Se necesitan cerca de dos horas para recorrer poco más de 100 kilómetros en un servicio que implica un trasbordo en autobús debido a unas obras en la vía que parecen eternizarse.
De la Alta Velocidad al Traqueteo. No es difícil entender la frustración de los viajeros que transitan entre Ourense y O Barco, muchos de ellos estudiantes que lo único que quieren es regresar junto a sus familias y amigos durante unos días de asueto y descanso.
La experiencia de pasar de la alta velocidad y los trenes modernos, al incómodo viaje en un autobús por las curvas de Os Peares para salvar un tramo de obras es, cuando menos, surrealista, más cuando le explicas a la gente de otras zonas que tu tren en realidad es durante el inicio del viaje un autobús que pone “RENFE” en el letrero luminoso.
De veintitrés minutos a alta velocidad, donde se superan por momentos los 300 kilómetros, a casi dos horas.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿Cómo es posible que en pleno 2024 se dé un contraste tan drástico en la misma red ferroviaria? La modernización del tren AVE entre Santiago y Ourense se ha convertido en un símbolo de avance y progreso, en una comunidad que permite conectar A Gudiña con Madrid en algo más de 2 horas. Pero, este orgullo se transforma en descontento y desencanto cuando el recorrido sigue hacia el interior de la provincia de Ourense, hacia la comarca de Valdeorras.
Retrasos
No podemos olvidarnos de los retrasos. La cuenta de X (Twitter anteriormente) @TrenDeBarcelona recoge todos los días los retrasos de este servicio que une la ciudad condal con Valdeorras y en este caso también Santiago y A Coruña, revelando retrasos casi diarios de los trenes. Los mismos varían desde los 2-3 minutos de algunos días hasta los 436 producidos en el mes de septiembre o los 109 de este 24 de octubre.
Cuando se habla del futuro y del desarrollo de Galicia, es imprescindible considerar a las zonas como Valdeorras no como un apéndice remoto, sino como una parte fundamental del tejido económico y social. El contraste entre la celeridad del tren AVE hasta Ourense y la parsimonia del resto del trayecto hacia O Barco deja claro que la modernización no puede ser solo para unos pocos.
Es necesario completar las infraestructuras para que todos los ciudadanos disfruten de las ventajas de un transporte público eficiente.
No se trata solo de velocidad. Los contrastes entre los 23 minutos de Santiago a Ourense y las casi dos horas con transbordo hasta A Rúa y O Barco reflejan la paradoja de una modernización a medias, que avanza por un lado y se estanca por otro. Mientras tanto, problemas para unos y alta velocidad para otros.