Pazo do Castro cumplió 20 años desde la apertura como establecimiento hostelero. Y lo celebró de forma muy especial, una fiesta por todo lo alto que reunió a personas que forman parte de la vida del hotel, trabajadores, clientes, proveedores, representantes de diversos ámbitos de la sociedad valdeorresa y amigos del Pazo.

La velada ensalzó la ya reconocida trayectoria de este hotel-monumento del siglo XVII de cuatro estrellas. Es único en sus características en este enclave. Y lo mejor, el Pazo sigue siendo el Pazo. Ha sabido conservar a la perfección el pasado e historia que atesora para conjugarla con la mayor modernidad y confort.

Pero el Pazo do Castro no sería lo que es sin su raíz, Domingo Rodríguez, esencia misma de esta joya patrimonial que, en un tiempo indeterminado para el turismo, supo ver más allá, percibió el encanto, atractivo y posibilidades de este emblemático monumento.

Su hija, Montse Rodríguez ha sido también el alma de este extraordinario hotel-restaurante-monumento, caminando al compás de estos 20 años con el empeño de poner en valor un proyecto que se ha ganado la merecida excelencia. Anfitriona de esta fiesta tan soñada, relató que en 1996 se dieron los primeros pasos de este proyecto. Entonces, «mucha gente pensó que era una locura, nosotros los primeros». Recordó que Pazo do Castro abrió como Turismo Rural —en la categoría Pazo hospedería, grupo A— pero por tamaño y servicios, unos años más tarde se convirtió en Hotel Monumento 4*.

Mantener un establecimiento de esta categoría en una comarca en la que el turismo era algo muy residual, «fue una dura experiencia, porque vender un territorio sin desarrollar turísticamente es muy complicado, y esto fue lo que nos hizo tomar la decisión de especializarnos en Eventos: bodas, comuniones y bautizos», Montse Rodríguez.

Esa apuesta por los eventos, «que fue imprescindible para poder mantenerlo abierto» —dijo—, fue un gran acierto, ya que, después de muchos años de esfuerzo y formación continua, «nos hemos convertido en el lugar elegido por muchos novios y novias para celebrar uno de los días más felices de sus vidas», añadió.

Agradeció al alcalde de O Barco, Alfredo García y a Irene Dacal, concejala de Turismo, el esfuerzo para acudir muchos fines de semana a oficiar las preciosas bodas civiles en los jardines del Pazo. También, realizó agradecimientos a todas las personas que trabajaron a lo largo de estos 20 años en Pazo do Castro, y al equipo humano actual, «que es lo mejor de la Casa», matizó, y del que «estamos orgullosos».

Dio las gracias a su vez a las empresas que confían en Pazo do Castro, eligiéndolo para el alojamiento, reuniones o comidas de sus clientes; a los visitantes y a sus proveedores.

«Desde el principio siempre tuvimos claro que el emblema de nuestro establecimiento tenía que ser la calidad. Nuestro objetivo siempre fue una continua búsqueda de la excelencia, para que la experiencia de todos los usuarios de Pazo do Castro, tanto del alojamiento, como del restaurante o del spa, fuese perfecta», apostilló.

Pazo do Castro fue creciendo y son muchos los servicios que presta. «Intentamos diseñar eventos personalizados para cada cliente, ajustándonos a sus necesidades y posibilidades», explicó.

Durante la fiesta quedó de manifiesto el esfuerzo, lucha, dedicación de una familia y todo lo que éste encierra: una apuesta por la tierra, por Valdeorras, por lo propio. Algo que la jefa territorial de la Consellería de Cultura y Turismo en Ourense, Sandra Quintas, no pasó por alto durante la «ceremonia» oficial de la celebración. Pazo do Castro «pone a Galicia en el mapa del turismo de calidad», señaló.
En este sentido, habló de la «suma» que ha supuesto pues pone en valor el patrimonio, genera puestos de trabajo, es uno de los grandes embajadores de la gastronomía gallega y un gran dinamizador del turismo.

El alcalde de O Barco, Alfredo García, dijo que la inauguración del Pazo do Castro fue uno de sus primeros actos oficiales como alcalde. Y mostró la fotografía. Hizo un reconocimiento expreso al director de la obra, Luis Pérez De Juan, que estuvo en la fiesta. «Tuvo la habilidad para hacer un edificio nuevo y acogedor para el público sin perder un ápice de la originalidad y esencia del edificio», expresó García.

Alfredo García destacó que si no hubiese el Pazo de O Castro habría que crearlo pues «ninguna zona que quiera tener turismo de calidad podrá alcanzarlo nunca sin tener un referente y ese referente es el Pazo do Castro».

Y dio las gracias a Montse Rodríguez si bien poniendo por delante a su padre, que «fue el que inició esto, el que tuvo la idea. Esto fue un acierto para toda Galicia porque es un lujo poder disfrutar de un establecimiento como este» caracterizado por su calidad y categoría.

Finalmente, animó a seguir trabajando y potenciando este establecimiento motivo de orgullo no sólo de los propietarios sino también de Valdeorras.

La celebración se llevó a cabo con una cena-cóctel, elaborada por el equipo de cocina de Pazo do Castro, elaborada con sumo mimo y detalle para el centenar de invitados convocados a la fiesta. Allí estuvo el chef Rafa Centeno —del Restaurante Maruja Limón de Vigo—, galardonado con una estrella Michelín y dos Soles Repsol y miembro del Grupo Nove.

También, el reconocido cortador de jamón Víctor Alfonso, fundador de la«Asociación Galega de Cortadores de Xamón», delicia que degustaron los invitados.

Y acudió el barman especializado en coctelería Carlos Avilleira, actual campeón gallego de coctelería acrobática.

La fiesta se cerró con la actuación del grupo valdeorrés Los Correctos.

20 años dan para mucho y no se cumplen todos los días. El Pazo lo celebró formulando un deseo: a por otros 20 más.
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