Nazaré: un balcón en el mar y mujeres de siete faldas

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    Nazaré, ciudad de Portugal, se asoma al infinito del mar abierto que la besa. Esta tierra de pescadores, hoy reconvertida al turismo, es una estampa en cada uno de sus rincones. Sus miradores, principalmente el de O Sitio  muestran  las escarpadas y gigantescas rocas tratando de tirarse al mar, como si fuesen balcones suspendidos en una inmensidad azul que funde cielo y tierra. Al de O Sitio se accede en un tranvía cremallera que realiza la subida a través de una montaña tan vertical que produce vértigo, la sensación de que se desmoronará en cualquier momento.
      Esta localidad de nombre bíblico guarda una tradición religiosa que puede palparse en sus capillas (la más popular la de A Memoria), santuarios y museos.
    Es un pueblo marinero de casa blancas, playas de olas embravecidas que reúne a aficionados al surf , y  secaderos de pescado al sol.
    Y es que su etnografía forma parte de la vida cotidiana y personalidad de sus gentes. Muchas mujeres visten con el traje típico de la localidad, una falda a la que se superponen otras siete «saias» o refajos, además de pañuelo en la cabeza. Así vestidas pasean por las calles, hacen la compra y se reúnen para tomar café, una tradición que también es un atractivo para el turismo. De hecho, el souvenir típico de la ciudad es una muñequita con dicha vestimenta.
    Nazaré es un pueblo anacrónico en el buen sentido de la palabra que ha sacado partido a sus peculiaridades.
    Una mujer de Nazaré vende frutos secos y viste el traje típico de las siete faldas
    Vista de Nazaré desde el mirador de O Sitio
    Las rocas de Nazaré se asoman al infinito mar

     

    Muñecas de souvenir con el traje típico y mujer vestida con dicha vestimenta

     

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