La Confederación Hidrográfica Miño-Sil finaliza la restauración hidrológica-forestal en las zonas incendiadas

Candeda de Domiz (Carballeda de Valdeorras)
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Dos brigadas integradas cada una de ellas por cinco operarios trabajó tres meses y la inversión asciende a 148.000 euros

La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil (CHMS), Organismo autónomo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), finalizó la restauración hidrológico-forestal de las zonas devastadas por los incendios de este verano en la comarca de Valdeorras, concretamente Carballeda, O Barco y Rubiá.

Estos trabajos, que suponen una inversión del MITECO de 148.000€, atenuarán los efectos y la degradación de los hábitats quemados, que podrían haber sido irreparables con las intensas lluvias de los últimos meses.

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La restauración fue desarrollada por dos brigadas, durante más de 3 meses, priorizando la retirada de madera y tapones en zonas próximas a cascos urbanos con riesgo de inundación y de las cenizas en proximidades de captaciones de agua.

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Se realizó, además, la tala, troceado, apilado y retirada de los árboles caídos en DPH y zona de servidumbre para evitar taponamientos de mayor importancia, resalveo, desbroce selectivo de los tramos, haciendo especial hincapié en las inmediaciones de infraestructuras de paso, retirando los restos de ramas y troncos inertes.

“Desde la Confederación Hidrográfica Miño Sil se trabajó con un doble objetivo, por un lado, despejar los cauces en lugares críticos, como regatos en aldeas y obras de paso de carreteras para maximizar la capacidad hidráulica, y por otro, evitar la llegada de cenizas a los cauces, ayudando al mismo tiempo a la regeneración de los bosques de ribera, priorizando en especial las zonas de captaciones para
abastecimiento y zonas de alto valor ecológico”, indicó el presidente.

Los trabajos se ejecutaron en zonas montañosas con fuertes pendientes donde, por efecto del fuego, se redujo drásticamente la cubierta vegetal, lo que favorecía el flujo de líquidos y sólidos hacia los cauces, con el consiguiente efecto erosivo y la degradación de los ecosistemas fluviales” ha explicado Quiroga.

Por ello, se adoptaron medidas de gestión hidrológico-forestales en los terrenos afectados, a través de la retiradas de madera quemada y del empleo de técnicas de bioingeniería, necesarias para frenar la erosión y los arrastres a los ríos”, concluyó.