El Muro del Malecón renace como bar de la mano de Manuel Martínez

Manuel Martínez Anta, propietario de El Muro del Malecón
Publicidad

Evoca el mítico espacio de O Barco en un establecimiento que «pretende ser un punto de encuentro como fue el muro», dice Manuel Martínez Anta

El Muro del Malecón, aquél que formó parte de la vida de los barquenses, renace en forma de bar. Lo hace de la mano de Manuel Martínez Anta con el nombre que evoca tiempos imborrables de un mítico espacio recreativo anclado en el sentir de la villa.

Este vecino de O Barco cumple un sueño. Estudió Hostelería en A Coruña pero, cosas de la vida, trabajó en los últimos años en el sector de referencia de Valdeorras, la pizarra. Ahora, lo abandona para dar este gran paso, con la ilusión como bandera. El Muro del Malecón, emplazado en el mismísimo corazón del Paseo de O Malecón (número 23-bajo), aspira a ser un bar de siempre, un bar con alma.

Manuel Martínez Anta ha puesto su corazón en este bar. Rescató los recuerdos de su infancia. Y se inspiró en su propia historia personal y sentimental. Fue allí, en aquél muro del Malecón, donde quedaba con su pandilla de amigos y el lugar en el que conoció al amor de su vida, su esposa.

Publicidad

El Muro del Malecón rinde tributo al que considera fue uno de los lugares con más identidad de O Barco. «Quiero que la gente entre aquí y también recuerde el muro del Malecón», señala.

Pero, ¿qué oferta El Muro del Malecón?

Este establecimiento brinda lo propio de un bar con singularidades propias. Una gran novedad es que servirá café ecológico cien por cien, siendo prácticamente el único establecimiento con este servicio. Además, rescatará tapas tradicionales como pinchos morunos, patatas bravas y otras.

Otra peculiaridad es que ha incorporado un tipo de cerveza con limón natural (Radler) en el tirador. «Es difícil encontrarla en los bares», señala. También una carta de vinos de la Denominación de Origen Valdeorras. Instalará, más adelante, una pantalla en el exterior para que los clientes puedan ver fútbol.

El Muro del Malecón nace en tiempos del coronavirus, toda una apuesta y desafío en el que se revela que la inquietud de Manuel Martínez Anta supera cualquier barrera. Por supuesto, es un local seguro y dotado de todas las medidas anti-Covid19.

Manuel Martínez Anta cuenta todos los entresijos de este Muro del Malecón, que abre en cuestión de horas. Pone por delante el agradecimiento al fotógrafo Ismael, por cederle dos fotos del muro, y la colaboración de Aurelio Blanco Trincado, que le ha proporcionado, a su vez, fotografías antiguas del aquel añorado muro.

Das el salto de la pizarra a la hostelería, si bien tienes formación en la materia. ¿Cómo se gestó esta iniciativa?

Estudié Hostelería en A Coruña. Por circunstancias de la vida, teniendo en cuenta que me encanta la maquinaria y que había trabajo en las canteras, me decanté por esto. Trabajaba con una pala en lo que llaman el banco, donde se extrae la pizarra para trasladarla a la nave. Pero siempre tuve el gusanillo de tener un local propio de hostelería. Y surgió la ocasión en pleno Paseo de O Malecón. Pensé que pasaba el tren de una nueva oportunidad y lo tomé.

Es tu primera aventura empresarial y estás como un niño con zapatos nuevos

Estoy ilusionadísimo, tanto que no me desanimó el inconveniente de tener que asumir una amplia reforma en el local, que realicé cambiado absolutamente todo.

El muro del Malecón forma parte de la identidad de O Barco, de la memoria y vida de muchos barquenses, también de la tuya…

Sí. Conocí a mi mujer en el muro, donde quedábamos. Es un emblema de O Barco. Me trae a la memoria también muchos momentos de la infancia. Era el lugar por excelencia de encuentro. Teníamos nuestro rincón en el muro. Añoro aquél muro. Y de ahí surgió el nombre de mi establecimiento.

¿Qué servicios ofrece El Muro del Malecón?

Además de los propios de cualquier bar, quiero personalizar la oferta recordando las tapas de antaño que se tomaban en O Barco. Recuerdo cuando siendo muy niño iba con mis padres al «JR». Se me quedó grabado. Apuesto por la cocina tradicional. Habrá variedad: pinchos morunos, mejillones en salsa, oreja «á feira» con aceite y pimentón y patatas bravas —con un sabor distinto—, entre otros. No obstante, ahora mismo, teniendo en cuenta cómo está la situación derivada del estado de alarma, las voy a hacer gradualmente, es decir, darlas con la consumición para que durante este tiempo los clientes las vayan probando y más adelante incorporarlas plenamente.

Pero no es un restaurante…

Efectivamente, no. Es el concepto de taberna de siempre, aquella en la que pedías una tapa de oreja, por ejemplo, para disfrutar momentos con la familia, amigos o la pareja.

¿También habrá desayunos completos?

Sí, claro. Es posible tomar tostadas con mermelada, mantequilla; tostadas con jamón o tostadas con aceite, además de bollería.

Hay de carta de vinos de la Denominación de Origen Valdeorras

Sí. Apuesto por la Denominación. He elegido algunos que a mí me gustan. Son muy adecuados para las tapas. Habrá algún Ribera del Duero y Rioja, porque siempre hay alguien que los pide.

La inauguración es impensable en tiempos de coronavirus

Claro. Yo iba a abrir antes de que aconteciese la pandemia, pero por cuestión de las obras se retrasó. Ha sido mejor así porque si me pilla antes del confinamiento, me hunde. Realicé una inversión importante. Animo a conocer mi nuevo bar. El primer día, el 28 de mayo, serviré un detallito con la consumición.

El Muro del Malecón ¿aspira a ser…?

Quiero que la gente se sienta a gusto, que disfrute y aprecie las tapas. Mi intención es que sea un lugar de encuentro como fue el muro del Malecón; que vuelva a sonar aquello de: ¡Quedamos en el muro!

(Empieza la nueva vida del Muro del Malecón, el lugar en el que Manuel Martínez Anta ha puesto todo su empeño y cariño con el apoyo incondicional de su familia. Le gusta la hostelería y el trato con la gente. El Muro del Malecón es un lugar perfecto para sentir la esencia propia de O Barco y que, a buen seguro, disfrutarán plenamente los clientes. «Los padres y madres podrán mostrar a sus hijos cómo era antes el Malecón», dice)