El «Martaguisela» cumple 50 años: aquellos maravillosos años en el Instituto

Carmen Gamarra, directora del Instituto Martaguisela de O Barco
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Carmen Gamarra: «Los ex alumnos podrán subir fotos a las redes sociales del centro, alumnos de la primera y última generación plantarán un árbol y se realizará un video conmemorativo de esta fecha tan especial. Estamos abiertos a sugerencias para organizar más actividades, dentro de los protocolos anti-COVID»

El Instituto Martaguisela está de celebración. Cumple nada menos que 50 años. Ha formado parte de la vida de varias generaciones de alumnos y alumnas que guardan en su memoria el más grato recuerdo de su adolescencia y juventud en el centro. Para festejarlo, desempolvará aquellos maravillosos años, el «baúl» en forma de fotografías que se podrán subir a través de las redes sociales; realizará un vídeo conmemorativo y se plantará un árbol.

Además, el centro está abierto a sugerencias de las personas que hayan pasado por el centro (ex alumnos y ex profesores) para organizar más actividades, eso sí dentro de los protocolos y normas sanitarias que dicta la COVID-19.

La vida en el Instituto, las excursiones de fin de curso, las pellas en la vecina sala de juegos… El Instituto es el lugar donde se forjaron tantos sueños, modelados bajo las paredes de sus aulas; los lazos de amistad alentados por la convivencia del día a día; el futuro hoy convertido en pasado y la apertura a la llegada de los nuevos tiempos con la paulatina transformación de la educación que fue dejando atrás sus antiguos formatos.

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No se cumplen 50 años todos los días. La efeméride merecía una fiesta por todo lo alto que se ha tenido que ser reformulada por los tiempos de pandemia.

Carmen Gamarra es la directora del Instituto. Ha vivido en primera persona la evolución del centro. Ha sido alumna, profesora de Biología, jefa de estudios y, desde hace cinco años, directora (ha estado 13 en la junta directiva).

Es testigo del pulso de toda una vida del querido Instituto, que ha discurrido al compás del avance social, desde la época en la que no existía el móvil hasta la sociedad puramente tecnológica.

Inmersa en el constante y vertiginoso cambio de la educación, año tras año, envuelta en la celeridad del paso de los cursos, apenas detecta el cambio. Eso sí, cuando se detiene a pensar y echa la vista atrás, toma consciencia de la transformación y, en esta fecha tan especial, siente nostalgia, la misma que las personas que pasaron por el «Martaguisela».

Los tiempos de COVID-19 frenan una fiesta por todo lo alto ¿en qué consistirá la celebración?

Me gustaría poder celebrarlo a lo grande como habíamos planeado pero dadas las circunstancias, tal como pensábamos es imposible. No obstante, se hará de otra forma y en breve. Los alumnos del Bachillerato de Artes están haciendo un logo para el 50 aniversario que culminarán esta semana. Será colocada una placa en el Instituto. Además, los antiguos alumnos y alumnas podrán subir fotos y vídeos a las redes sociales del centro, de todas las generaciones. Yo misma colgaré algunas de mi promoción.

Al mismo tiempo, en los próximos días se elegirá al alumno más joven y a a uno de la primera promoción que tuvo el centro para plantar un árbol, símbolo de la vida del centro. La especie será representativa de Valdeorras, por ejemplo una encina o un olivo, aún no está decidido. Y haremos un vídeo conmemorativo con las fotos y vídeos que suban los ex alumnos. Las primeras promociones están muy ilusionadas.

El cambio de la educación en estos 50 años ha sido abismal…

Sí. Es constante. Ahora tendremos que adaptarnos a la LOMLOE. La normativa fue cambiando, las nuevas tecnologías desplazaron a las tizas. Ya no tenemos tizas. Ahora tenemos pizarras digitales. A mí me da pena. Me salían mejor los dibujos con las tizas que con los rotuladores. Y en Biología hay que dibujar mucho (se ríe). El centro se ha adaptado completamente a las nuevas tecnologías.

Las nuevas generaciones no tienen nada que ver con las primeras que hubo en el Instituto

No tienen nada que ver los alumnos de hoy con los de entonces. Yo estoy siempre en el Instituto, estoy inmersa en el día a día y apenas me doy cuenta de la evolución porque vives los cambios y las nuevas situaciones. Cuando alguien que estudio aquí visita el centro se asombra de cómo ha cambiado. Si me paro a pensar en las primeras generaciones, la primera vez que empecé a trabajar aquí, en 1999, sí noto un cambio abismal en la forma en que trabajan, cómo se expresan etc. Es diferente.

¿El alumnado de hoy en día lo tiene más fácil o más difícil?

A las nuevas generaciones les damos todo más hecho, nosotros nos buscábamos «la vida». Pero ello forma parte del avance social. En casa y con internet lo tienen todo hecho. Están acostumbrados a ello. En el pasado, cuando íbamos a selectividad, nunca habíamos visto un examen así, no sabíamos cómo iba a ser. Hoy hacen incontables exámenes modelo y cuando llegan a las pruebas es un examen más. Lo tienen más fácil, pero también más difícil en otros aspectos: antes no había las notas de corte tan alta que tienen ahora, ni límite de plazas en las carreras.

¿Es complicado ser directora de un instituto?

En el «Martaguisela» es muy fácil, porque la convivencia en el centro es muy buena. Es un centro en el que no tienes problemas, ni con el alumnado ni con el profesorado. Cuando la convivencia es buena, es muy fácil ser director en cualquier lugar. Hay muy buen ambiente de trabajo, de modo que vengo muy contenta y me apetece venir.

¿Cuántos alumnos tiene hoy el Instituto?

Hay 350, mucho menos que en el pasado, cuando por aula había hasta 40 alumnos. Este año también con la pandemia hay aulas reducidas con alumnos de 20 a 27, con el metro y medio de seguridad.

Esta fecha es muy especial porque el «Martaguisela» marcó las vivencias de la adolescencia y juventud de muchas generaciones

Sí, tanto para mí como para mucha gente. Son muchos los que nos preguntan qué vamos a hacer en este 50 aniversario. El hecho de que O Barco sea una villa, te encuentras a los ex alumnos por la calle, sigues viendo a las personas que estudiaron en el Instituto y parece que siguen aquí. A veces ya no sé cuántos años pasaron desde que se fueron del centro y cuando empiezas a echar cuentas te das cuenta de los años que pasaron.

También pasaron muchos profesores que se llevaron un buen recuerdo del Instituto y de O Barco

Hay profesores que llegan y después se van porque sus familias están fuera y son de otras zonas, pero se van con pena por lo que les gusta Valdeorras, el Instituto y el ambiente que tenemos en el centro. Todos dicen lo mismo, que se quedarían aquí.

El Instituto dejó huella, forma parte de nosotros…

A todos nos dejó huella. Sigues pensando y recordando. Yo estudié aquí, soy profesora, soy directora y fui jefa de estudios. Pasé mi vida en el centro.

Y el nombre, Martaguisela, ¿cómo se gesto?

No estaba en el centro cuando se bautizó. Cuando pregunto me cuentan que se llamaba así la zona en la que está levantado el Instituto. De hecho, he visto alguna foto del solar de la época en la que no estaba construido el centro. El edificio no tiene los 50 años, fue posterior. Al principio, las clases eran donde está hoy el Colegio Julio Gurriarán.

(Carmen Gamarra anima a subir fotografías de otras generaciones para celebrar el 50 aniversario del Instituto. En unos días se habilitará el modo en que los ex alumnos y alumnas pueden participar. Una gran fecha para recordar y compartir recuerdos)