¡Basta ya!: la difusión de una imagen que pone rostro al coronavirus

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El efecto coronavirus campa más allá de las estadísticas. En las últimas horas, circula por whatsapp la imagen con el rostro de un matrimonio de Valdeorras que supuestamente estaría en cuarentena por el COVID-19. El texto que alerta de ello no tiene desperdicio. Se traduce en esa psicosis colectiva que sólo causa daño.

Algún ciudadano o ciudadana, con una gran falta de respeto, saltándose la privacidad de las personas, se atreve a colgar la fotografía y a difundirla en las redes sociales, estigmatizando y discriminando de una forma que roza el delito. Basta ya!!!!

El miedo es libre, pero no cuando se traduce en una «atentado» contra derechos y personas. Creer que nunca iba a llegar el coronavirus a Valdeorras es algo así como decir que «les den» a los de Madrid, Cataluña, el País Vasco… El coronavirus está aquí, acullá y en todas partes.

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Es más, voces de profesionales de la Sanidad de Valdeorras alertan que en las próximas horas van a saltar nuevos casos, todos aquellos contraídos hace ya algo más de 10 días, y alguna de ellas incluso llama al cierre inmediato de las canteras.

No es momento de alarmar, de reproches, de poner rostro y procedencia al coronavirus, de estigmatizar y criminalizar a los que lo están sufriendo, de condenar a los que un día pusieron por delante su ombligo y propagaron el contagio, de creer a ciegas que Valdeorras se habría librado si aquellos que huyeron de las ciudades no hubiesen pisado esta tierra.

Buscar culpables sólo alentará el lado más negativo de esta pandemia.

Es momento de arrimar el hombro y de poner en práctica la solidaridad.

¡Basta ya! El coronavirus es cosa de todos. No tiene las patitas tan cortas, las tiene largas, muy largas. Dejen de creer que estaban cómodamente en su «ranchito de Valdeorras» y que alguien se la ha colado. Subestimar al enemigo invisible del coronavirus escudándose en que son casos importados no nos va a ayudar. ¿Acaso los casos de Madrid Cataluña y País Vasco no son importados? ¿Y los de Italia, no son importados? Déjense de la importación, que sólo conduce al enfrentamiento, discordia innecesaria que, ahora mismo, es lo que menos se necesita. Estamos ya en otro punto.

Cordura, seriedad y responsabilidad es lo que hace falta en este momento. Y, sobre todo, cumplir con el confinamiento. La vacuna somos todos.

Dejen de quejarse y adquieran los hábitos dictados para ayudar a cortar los contagios. Recapaciten. Salvénse salvando a los demás.

Abandonen sus posturas egocéntricas que no llevan a ninguna parte. Dejen de estar pegados a la estadísticas y dedíquense a sumar en la lucha contra el enemigo: resistir en casa. El tiempo es oro.

Por encima del hundimiento económico del país, está la salud de las personas. Aunque siempre habrá quien practique aquello de «A río revuelto…».

Es tiempo de confinamiento, de encontrarse a uno mismo, de pensar en positivo, de sacar brillo a las emociones, de la empatía, de valorar lo que tienen, de apreciar lo que tenían, de soñar aquello que un día desdeñaron (como disfrutar del cine, del teatro, de un paseo al aire libre, de viajar)…

El coronavirus ha marcado un antes y después sin precedentes en nuestras vidas. No volveremos a ser los mismos. Tal vez aprendamos una lección. Pero dejando al margen futuribles, debemos sacar nuestro lado más solidario y positivo. Resistir en casa es vencer.

Yo me quedo en casa.