«Siempre quise ser el alcalde de O Barco», dice
Alfredo García (PSOE) cumple 25 años como alcalde, un cuarto de siglo que avala el éxito en su trayectoria política, iniciada en 1999, y que fue respaldada durante el paso de los años con siete mayorías absolutas consecutivas. En el ámbito personal, se queda con las muestras de cariño que ha recibido de la gente, sus vecinas y vecinos. En la gestión, está satisfecho del avance imparable del municipio, del que destaca el progreso y la modernidad.
Alfredo García pone por delante que conserva la misma ilusión, fuerza y ganas al frente de la alcaldía. No fue fácil llegar a los 25 años —puntualiza— y no sería posible sin el apoyo de los ciudadanos, a los que expresa su agradecimiento. Está orgulloso de mantener durante tantos años la confianza de los vecinos y vecinas que, estima, han estado detrás de cada proyecto. «Los éxitos no son míos sino de los ciudadanos y también de las personas que me han acompañado en cada gobierno», indicó.
Cinco lustros en los que destaca como obras la eliminación del paso a nivel de la vía férrea, que conectó dos barrios y restó peligrosidad; también la pasarela entre Viloira y O Barco, pero también la transformación de la vida de O Malecón; humanización de las calles, eliminación de barreras arquitectónicas, plantación de árboles; los programas sociales, de deporte y cultura, el paso peatonal de la calle Caleras y el saneamiento integral del río Sil entre otras muchas mejoras.
Agradece muy especialmente a su familia la comprensión, pues sin su su apoyo jamás habría llegado a festejar la efeméride.
Espíritu de unidad y trabajo en equipo han presidido, dice, su labor al frente del Ayuntamiento.
Valdeorras de Cerca: ¿Cuál es la valoración de tus 25 años como alcalde?
Muy positiva. Creo que desde 1999 hasta la actualidad se ha trasformado O Barco. La primera actuación fue urbanística, aprobamos un Plan de Urbanismo en un tiempo récord, que permitió ejecutar un desarrollo urbanístico y contar con suelo urbano para seguir construyendo. Pero sobre todo incidimos en el concepto de ciudad, queríamos una ciudad donde el espacio para los coches menguara a favor de espacios para los peatones. En este último caso tenemos varios ejemplos, la calle Abdón Blanco, la calle de la Estación, José Otero, la Plaza del Concello y la Plaza Mayor.
V de Cerca: ¿Cuáles fueron las obras que más tuvo que «pelear»?
Recuerdo que hace 25 años estaban adjudicadas las obras de la Plaza Mayor y la gente no lo recordará pero ahí iban aparcamientos, la gente aparcaba en la plaza. Nos costó mucho eliminarlas, fue toda una «lucha», pero se entendió después el beneficio que tenía para vecinos y hostelería que no se pudiese aparcar. Tuvimos que «pelear» también el sentido único de la calle Eulogio Fernández. Necesitábamos saber si el sentido único iba a funcionar porque íbamos a hacer el proyecto de urbanización de Eulogio Fernández y fue muy polémico. Nos presentaron 1.100 firmas. Tuve una reunión en la antigua casa de la cultura, abarrotada de gente que quería «quemarnos» porque íbamos a acometer «un disparate» y a los tres días la gente vio que funcionaba perfectamente y duplicamos el número de aparcamientos. Fue beneficioso para vecinos y establecimientos comerciales como así quedó demostrado pues se multiplicaron los negocios en la zona.
V de Cerca: El río Sil, emblema de O Barco, ha sido en estos 25 años un espacio prioritario, ¿te ha quedado alguna «espinita» por no poder ejecutar algún proyecto en este espacio?
Teníamos muy claro que O Barco tenía que vivir de cara al río Sil, no de espaldas. Nos pusimos a recuperar el entorno del río. Lo único que me ha quedado pendiente en este espacio, por falta de autorización y por tanto imposibilidad, fue realizar una especie de dragado que permitiese el baño en la playa fluvial, que abarcaba tan solo cien metros. Llegué a hacer tres proyectos, y al final me rendí, pues ninguno de ellos fueron autorizados, terminaron recibiendo la misma respuesta: «Informe desfavorable» (de las administraciones competentes). Todavía sigo sin entender en qué perjudica hacer una zona de baño, cuando en zonas de la provincia vecina de León sí han podido hacerlo. Espero que algún día cambie. Aún así, la playa fluvial está llena y es un lugar espléndido del que los barquenses nos sentimos orgullosos cuando lo enseñamos a la gente que viene de fuera.
V de Cerca: ¿La obra clave para ti ha sido…?
El paso a nivel subterráneo. Sustituimos un paso a nivel con barrera donde habían muerto cinco o seis personas, atropelladas por el tren, y lo sustituimos por un paso subterráneo, que permitió unir las dos márgenes de la vía. A partir de ahí se empezó a construir en la Avenida Diputación, Avenida del Bierzo etc. y hoy están a cinco minutos del centro de O Barco. La obra grande por antonomasia es la circunvalación pues conseguir una inversión de 60 millones de euros para una villa de 15.000 habitantes es algo extraordinario. Y ahí está, con las obras a pleno rendimiento. Cuando llegue el fin de la obra de la circunvalación será cuando se de el siguiente paso para la humanización de la zona de la carretera general y rediseño del casco urbano. Será una obra muy importante, de más de 6 millones de euros.
V de Cerca: Personalmente, ¿ha habido más alegrías o sinsabores en estos 25 años?
Más alegrías que sinsabores. Cuando voy por la calle y algún vecino me echa la bronca porque no hice algo, para mí no es un sinsabor, sino un aliciente para seguir trabajando. La política municipal necesita del empujón constante de los vecinos y vecinas, que nos digan que «no nos podemos dormir». Yo nunca quise ser otra cosa en política que no fuera ser alcalde, siempre quise ser el alcalde de O Barco y si hubiera querido ocupar otros puestos, después de tantos años, habría sido posible, pero no me interesa. Siempre quise ser alcalde de mi pueblo. La única salida que hice fue a la presidencia de la Federación Gallega de Municipios (Fegamp) pero porque realmente seguía trabajando por la vida municipal, municipalismo que es la política que me interesó siempre y la más gratificante.