Rompe el inmovilizador instalado en su coche por la Guardia Civil y sigue conduciendo ebrio en O Barco

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Rompe el inmovilizador instalado por la Guardia Civil y continua conduciendo ebrio. Los hechos tuvieron lugar en la noche del miércoles en la travesía de O Barco cuando agentes de la Guardia Civil, pertenecientes al Puesto de A Rúa, habiendo sido previamente alertados por otro agente, detectaron en circulación a F.J.D.L. de 63 años. Iba en un vehículo que había sido inmovilizado por miembros del Destacamento de O Barco, a primera hora de la noche del lunes tras arrojar este mismo conductor tasas de 0.82 y 0.78 mlg/l en aire expirado, más del triple de la tasa de alcoholemia máxima permitida.

La cronología en los hechos resulta determinante. En la noche del lunes se instruyeron diligencias al conductor reseñado por un supuesto delito contra la seguridad vial, al arrojar tasas de alcohol en aire constitutivas de delito. Acto seguido, se le inmovilizó el vehículo mediante el sistema de barra inmovilizadora empleado por la Guardia Civil para garantizar que el conductor no fuese un peligro para sí mismo y el resto de la circulación.

En la mañana del día 2 de junio se pudo constatar que el vehículo inmovilizado no se encontraba en el lugar de la inmovilización, concretamente en el kilómetro 453 de la N-120. No obstante, esa misma tarde, el citado conductor, mediante llamada a la Central Operativa de Tráfico, sí solicitó que se levantase la inmovilización que supuso el inicio de los hechos desencadenados.

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Los agentes acudieron al lugar pero no estaba ni el conductor ni el vehículo.  No se tendría conocimiento del paradero del automóvil, ni del responsable del mismo, hasta las 2 de la madrugada del miércoles, cuando agentes de la Guardia Civil localizaron al citado conductor haciendo uso del vehículo inmovilizado por las calles de O Barco. Al lugar acudieron en apoyo agentes del Destacamento de Tráfico de Verín.

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En la segunda intervención de los agentes del Instituto Armado, con esta misma persona y en análogas circunstancias a las acaecidas con anterioridad, se pudo constatar que el hombre presentaba un elevado estado de embriaguez, negándose a efectuar las pruebas de impregnación etílica.

La negativa a someterse a las pruebas de alcohoelmia está contemplada como el Código Penal con penas de prisión de 6 meses a un año y privación del permiso de conducción de hasta 4 años.

 El dato curioso es que el hombre había forzado el dispositivo de inmovilización en su punto de anclaje con el embrague y, de una forma difícilmente comprensible, según estima la Guardia Civil, consiguió manejar el vehículo a pesar de contar con un extremo de dicha barra inmovilizadora fija al volante.

 Segundo Quebrantamiento

El vehículo fue nuevamente inmovilizado esta vez y se le requisaron las llaves del automóvil, de modo que el hombre continúo su camino a pie. Pero en la tarde del miércoles se constató que había  sido quebrantada esta segunda  inmovilización, localizándose el vehículo, en esta ocasión, en un lugar próximo al domicilio.

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 Ámbito administrativo de aplicación

El levantamiento de una inmovilización requiere que agentes se personen en el lugar para verificar la idoneidad de las circunstancias en las que el vehículo se pone nuevamente en circulación. Quebrantar una inmovilización se contempla como una infracción al Reglamento General de Circulación por analogía de tal circunstancia con el su Artículo 143, al hacer el conductor caso omiso a las indicaciones dictadas por los Agentes encargados de la vigilancia del tráfico, dicha infracción acarrea una sanción de 200 euros y una detracción de 4 puntos del permiso de conducción.

 Por otra parte, el hombre podría haber incurrido en varias faltas relativas a preceptos contemplados en la Ley de Seguridad Ciudadana;  en tanto en cuanto, todo apunta a la desobediencia reiterada, falta de respeto y consideración debida a los agentes  actuantes caracterizada por improperios proferidos a los mismos y una predisposición desafiante ante los requerimientos de la fuerza interviniente.

 La Guardia Civil advierte a los conductores que el consumo de alcohol es totalmente incompatible con la conducción y que altera las condiciones psicofísicas del conductor.