Nuevo éxito de la Ruta das Bodegas en Petín

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Fueron despachadas más de mil entradas contando con gran animación y participación y, al mismo tiempo, se mostró el encanto etnográfico de las bodegas

La VII Ruta das Bodegas de Petín se reveló como una de las mejores ediciones de cuantas se llevan celebrado. O al menos esa fue la impresión de los y las participantes después de dos años de ausencia del evento, organizado por el Concello de Petín y la Asociación Cultural Fonte Grande. El buen ambiente impregnó el recinto de la fiesta, donde las bodegas de vino y «covas» abrieron sus puertas a vecinos y visitantes.

La alcaldesa de Petín estuvo, una vez más, en punto de entrada, despachando «cuncas» (tazas de vino) y entradas. «Hay muchas ganas de fiesta», indicó Raquel María Bautista, en alusión a la amplia participación y la forma de organizar la ruta, en la que no se descuidó ni un solo detalle.

Nada más iniciar la ruta, a lo largo de la calle Santiago, irrumpió un puesto de bocadillos de chorizo, que se repitió a lo largo del trazado de la misma.

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También se sirvió panceta asada a pie de ruta.

Tampoco faltó la torta de postre. Y en el interior de muchas de las bodegas se desplegaron vino,bebidas, pinchos y dulces.

La Ruta das Bodegas fue, a su vez, una ventana abierta a la etnografía y el pasado, a través de bodegas con encanto que mostraron sus cubas de vino centenarias, garrafones antiguos, aperos de labranza, despensas del vino y todo tipo de adornos propios de la cultura popular.

La «cova» de Lola excavada por su padre con pico y pala

«Covas» excavadas en la roca, con temperaturas frescas ideales para refrescar el vino y refrescarse los asistentes pues algunas de ellas lucieron funcionales salones en los que los participantes se sentaron a descansar, disfrutar y tomarse su refrigerio.

Lola Arias se mostraba orgullosa de su pequeña cova, excavada en la roca por su padre Edesio («El zurdo») con pico y pala. «Es pequeñita, muy bonita y super fresca», decía encantada de abrir su bodega a la gente.

Con igual sentimiento se mostraron el resto de los propietarios de las bodegas participantes, tan llenas de vida durante la celebración de la ruta.

La «Adega do Salva»: Homenaje a la etnografía

La «Adega do Salva» fue una de las bodegas homenaje a la etnografía que exhibió toda su fuerza con elementos y aperos propios de la viticultura, además de cubas convertidas en curiosas despensas y hasta salones para reposar la ruta.

Cientos de piezas para contemplar a modo de museo, perfectamente orquestadas y organizadas para disfrute del público.

Aquí, los asistentes tuvieron la opción de hacer un alto en la ruta para reposar en las salas especialmente acondicionadas para disfrutar de un vino en reposo.

O Confesionario: Una bodega con «mirador»

O Confesionario fue otra de las bodegas cargada de etnografía, con un pequeño y curioso «mirador», una ventana desde la que se atisba una bella estampa de Petín.

Aquí también resplandeció el pasado asociado a la viticultura.

Pero todas y cada una de las bodegas participantes en la ruta tuvieron su protagonismo, cada una con su identidad y singularidad propia. Y el público las disfrutó al máximo.

La Ruta das Bodegas de Petín fue todo un éxito.