Miles de personas disfrutaron de una fiesta única en torno al vino, el patrimonio etnográfico, la gastronomía y la música
Las «covas» vivieron su gran fiesta en Vilamartín. Y ya van 27 ediciones. Antes de la hora prevista para su apertura, el público ya se agolpaba a la entrada, con ganas de empaparse de un festejo en torno al patrimonio etnográfico que arrastra a miles de seguidores cada año.
El vino a pie de «cova», hasta las mismas «entrañas» de estas edificaciones singulares, con el descenso continuo de una hilera humana para ver, probar, disfrutar de ese lugar bajo tierra que transporta a otro tiempo.
Gastronomía a raudales y música por doquier desplegaron su tapiz para envolver a los y las participantes en un ambiente único que suscita interés entre pandillas, familias y personas de todas las edades llegadas desde Galicia, Cataluña, Asturias y Madrid, entre otros lugares.
Las «covas» de Vilamartín extienden su fama más allá de sus fronteras, todo un canto a la tradición, que se ha puesto en valor en los últimos años a través de los coveiros y las coveiras de la localidad, organizadora de este evento.
El éxito se repite. Vilamartín es la referencia de un «mundo subterráneo» que aflora a la superficie gracias a la Asociación de Coveiros de Vilamartín.
La chispa de las «covas» volvió a triunfar.