El comercio «da Fina» de A Rúa Vella: donde todavía se fía

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A Rúa Vella conserva un comercio de verdad, de los de antes, de los que ya no quedan por ningún rincón de la geografía  de Valdeorras,  «o comercio da Toñita» (anterior titular, tía de la actual dueña), hoy «da Fina». Las grandes superficies comerciales y supermercados engulleron al pequeño, pero el de Fina Alvarez subsiste. Sobrevive como un medio de vida y, a su vez, una apuesta por dinamizar la vida de un pueblo que, como todos, tiende a perder población.
Este comercio es  diferente a cualquier otro, es mucho más que un simple establecimiento comercial pues funciona como antaño. Es un punto de encuentro vecinal, principalmente de personas mayores, que  al  tiempo que compran con comodidad, sin tener que desplazarse lejos de sus casas, aprovechan para conversar, relacionarse con sus vecinos. Un día cualquiera en el comercio se traduce en vida:  Llega una vecina, un vecino, y otro…en un momento se ha montado un pequeño grupo en la tienda. Se sientan en las sillas, se levantan,  conversan, comentan… Y se van con la compra hecha.
«De estos  comercios ya no quedan. Aquí todavía se fía… Se apunta en la libreta la deuda… Y si hay que abrir a cualquier hora, se abre», dice con naturalidad la propietaria, mientras le interrumpe una vecina para exclamar: «¡que te fíen es importante!, eso vale mucho, equivale a confianza.  El comercio es como nuestra casa y Fina nos trata  muy bien, de maravilla».
De hecho, los clientes que acuden cada día al comercio son una pequeña familia para Fina Álvarez Díaz. «Son como de casa y también le hago todos los favores que puedo. Si está cerrado abro para despachar si me lo piden, muchas cosas. El comercio equivale a cercanía con los vecinos», dice satisfecha.
Y el comercio vende casi de todo: zapatillas e hilos,  bacalao, fruta, productos de droguería, golosinas, pilas, prensa, embutido, pescado congeladom, dulces, casi cualquier cosa… Antaño llegó a vender más género como telas, puntas, tornillos, sábanas, potas, sartenes, y mucho más productos de lo que hoy oferta. «Ahora ya no tenemos tanta variedad como antiguamente, aún así la hay», señala Fina Álvarez.
Fina Álavez está encantada con su negocio. Lo cierto es que el comercio tiene una vida de 200 años (eso sí estaba ubicado en otro lugar) pues era del abuelo de su marido, José Macías, que a su vez posteriormente lo vendió a la familia de su esposa, Fina Álvarez.  Y 60 años lleva ubicado donde está, en la Plaza César Conti de A Rúa Vella. «El día que cierre el comercio, la plaza muere», lamenta.
Llega el panadero al comercio de Fina
Raquel espera su turno en el comercio
Momento de pagar  la compra

 

Esta vecina de A Rúa Vella se muestra contenta con lo que ha comprado
La caja registradora (aún cuando lógicamente la  tiene electrónica) siguen siendo sus propios dedos,  además de bolígrafo y hoja de papel, que remonta a épocas pasadas. En el comercio la cuenta  es la afable suma a mano esbozada sobre un papel.  Y el mostrador  de madera y granito  es el original del establecimiento, digno de contemplar. «Aún tengo hilos de hace 50 años así como el cuchillo de cortar el bacalao», dice con orgullo Fina Álvarez.
Comercios  como el  «da Fina»  ya no quedan y visitarlo se convierte en todo un placer pues mantiene  ese aire de antaño y, sobre todo, el trato personal  y amable al cliente difícil de encontrar en otros negocios. Y es que el comercio «Da Fina» tiene alma.

Fina Álvarez con un cuchillo de cortar bacalao de hace 50 años
Fina Álvarez Díaz
Mujeres de A Rúa Vella comprando en el comercio de Fina
La caja registradora de Fina son sus manos, bolígrafo y papel
Fina con un carrito de hace 60 años  a la puerta de la tienda
Charlando con las clientas
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Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.