Un chapuzón diario en el río Sil para desafiar al invierno en O Barco

Antonio Paradelo, antes de empezar a nadar
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Todos los días del año, a primera hora de la mañana, aún cuando nieve, nada en el río Sil, en O Barco. Antonio Paradelo Afreijo lleva practicando el chapuzón diario desde hace ya 10 años. Las gélidas aguas del río no son un inconveniente para él sino todo un aliciente para sentirse en forma.

Este vecino de O Barco, que es además propietario de un quiosco en O Malecón, realiza todos los días el mismo «ritual».  Se aproxima a la orilla, se quita la ropa tranquilamente como si fuese verano, despliega su toalla, nada unos minutos, hace ejercicio en la orilla, se refresca la cara, se seca, se vuelve a mojar, se viste y se va de inmediato a atender su negocio, un quiosco situado en el mismo entorno, en O Malecón.

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«A veces siento más frío cuando salgo del agua que cuando entro para bañarme», cuenta instantes antes de zambullirse. Para Antonio Paradelo, son más poderosos los beneficios para la salud que el hecho de que el agua esté como el hielo: «desde que empecé no he tenido jamás un catarro. Lo único negativo puede ser para los huesos, pero para tonificar, para la circulación y estar en forma, lo recomiendo».

Precisamente, hace  tan sólo unos días se vio sorprendido cuando salía del agua por copos de nieve, jornada en la que nevó en O Barco. «Es una costumbre y voy a seguir con mi chapuzón diario».