Dorinda Pérez: «mis 97 años se los debo a una alimentación natural y a la vida en Pradolongo»

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Dorinda Pérez Rodríguez tiene 97 años y aspira a ser centenaria. Su longevidad se la debe a su vida en la localidad más cinematográfica de A Veiga, Pradolongo. Conocida como la «cantareira» de Pradolongo (en mayo de este año recibió la Medalla de Oro de la Real Banda de Gaitas por su su saber popular de cantares y su aportación a un  cancionero de cantares antiguos) cuenta su secreto para vivir tantos años y casi en plena forma porque, eso sí, los años no perdonan y hay achaques inevitables.

Dorinda Pérez es una de las mujeres que cree a ciegas en el futuro del medio rural. Su vida es un claro ejemplo de ello. Cuenta que la clave para llegar a su edad es la vida en el campo, el contacto con la naturaleza, su vida en Pradolongo y, sobre todo, la alimentación natural. “Como todo lo que produce la tierra y siempre cultivé mi propia huerta. El secreto para llegar a los 97 es comer natural, siempre hay que comer productos naturales. Hay que huir de lo artificial”, dice satisfecha. Lo que más le gusta es “la carne de cerdo,  cebado en casa», y las hortalizas, «aunque mi dieta es muy variada”, dice.

La cantareira de Pradolongo, Dorinda Pérez Rodríguez, posa con sus ovejas, perro y gato

Su ocupación, además de su familia, ha sido pastorear sus ovejas y atender sus cultivos. Recuerda que cuando sólo era una niña «iba con el rebaño y al regresar a casa siempre metía los pies en el agua para que mi padre me pusiera unos zapatos bonitos, nuevos. Ahora ya no pastoreo, pero tengo unas pocas ovejas al pie de mi casa».

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Valora el tiempo actual pues «ahora se vive mejor, pero antes había más alegría y vida en los pueblos. Había más de 40 mozos y mozas y ahora no hay ninguno», lamentando la despoblación del medio rural y la pérdida de habitantes de Pradolongo.

Dorinda vive con su hija, Concha Vega Pérez, quien señala que «sigue siendo una mujer que vive en contacto con la naturaleza. Ya no puede trabajar, lógicamente por su edad, pero le abre la puerta al rebaño, vigila los cultivos y mantiene su apego  por la tierra. Y, por supuesto, canta».

Dorinda Pérez Rodríguez nació en Padrolongo el 29 de marzo del 1921. Desde niña se empleó en las tareas del campo, pastoreando el ganado por los montes de Pradolongo. Su vida es espejo de la de otras muchas mujeres del rural. Cantar fue siempre una de sus cualidades y cuando era joven su voz se hacía notar en los “fiadeiros”, en la iglesia, durante las fiestas… También en el pasado fue una excelente “tecedeira” cuando, recuerda, “todavía se plantaba lino. Hice muchas colchas en el telar”, cuenta. A día de hoy, todavía se entretiene ganchillando de vez en cuando (sólo cuando sus dedos se lo permiten pues tiene artrosis) mientras ve la televisión.

Esta “cantareira” atesora cantares que de no ser por su memoria habrían desaparecido, favoreciendo la conservación del patrimonio popular de Galicia.

Su vida es Pradolongo y a Pradolongo le debe su longevidad.