Ana Barredo: «el yoga abre el corazón y la mente, mejora la calidad de vida»

    Publicidad

    Ana Barredo González, profesora de yoga de O Barco, afirma que esta disciplina, que va más allá del ejercicio físico y la relajación, cambia la vida de las personas proporcionando bienestar, felicidad, actitud, paz, quietud y una manera diferente de vivir la vida.

    Imparte clases en el Centro Sociocomunitario de O Barco de Valdeorras, en las Escuelas Deportivas barquenses, en la Casa de la Cultura de Rubiá y en un gimansio. Y cuenta con grupos cada vez más numerosos numerosos. «El yoga abre el corazón» -dice- y cada vez más personas lo practican en el mundo.

    ¿El yoga es…?

    Publicidad

    El  yoga es una disciplina física y mental en la que ambos aspectos se integran plenamente. Pero para ello es importante crear un hábito, a fin de notar los beneficios que produce tanto en el cuerpo como en la mente.

    Ana Barredo González

    ¿Cómo tomaste contacto con esta disciplina?

    Empecé a hacer meditación y, a partir de ahí, el cuerpo ya me pidió practicar yoga. Entonces me formé y en los dos últimos años he tenido una actividad constante, con formación continua, clases etc.

    Yoga también es un modo o filosofía de vida

    Se practica en la esterilla, pero se vive en el día a día porque es un modo de vida, de pensar y actuar, intentando integrar mente, cuerpo y espíritu.

    Los beneficios del yoga son indiscutibles, ¿cuáles destacarías?

    Aumenta las capacidades tanto físicas como mentales. Desarrolla la atención, la concentración, la memoria. Si te prestas atención, a tus momentos, se va a vivir la vida más conscientemente. Lleva a la persona a perseguir hábitos más saludables pues la atención va focalizada sobre uno mismo. Ayuda a mejorar la calidad de vida y a no caer en patrones de pensamiento erróneos o de comportamiento.

    Si la gente practicase más yoga, ¿habría menos depresiones?

    Sin duda. Como aumenta las capacidades, te sientes más orgulloso de ti mismo, más vital, más animado, más optimista, porque al practicarlo das todo de ti.

    ¿Debería incorporarse a las aulas, qué repercusión tiene en niñas y niños?

    Yo creo que sí. El yoga para niñas y niños  es una fuente de gestión emocional. El año pasado impartí clases a un grupo de pequeños. Aprenden a gestionar las emociones. Necesitan aprender a poner nombre a todas las emociones que afloran y a las que, a veces, los adultos, por falta de tiempo, no le dedicamos el tiempo que necesitan.

    En los últimos años esta disciplina ha ganado terreno, ¿está de moda?

    Tiene cada vez más seguidores, sí. Se está haciendo cada vez más visible, también gracias a personas populares que lo practican. A mí me encanta promocionar y expandir esta filosofía de vida

    Tiene un hueco destacado ya en la sociedad, pero ¿debería practicarse más?

    Sí, claro. No obstante, hemos avanzado muchísimo. A la gente le gusta. Abre la mente y quien lo prueba es difícil que no repita.

    Para ti personalmente, ¿cómo afecta el yoga en tu día a día?

    A mí me ha cambiado la vida de forma radical. Si ha funcionado en mí puede funcionar en cualquier persona.  Supone aprender a vivir la vida como una aventura y no como un problema. Los problemas se ven desde otra perspectiva con lo  que la vida mejora. Es una forma de despertar la conciencia, es el camino de despertar y desplegar tus capacidades, de vencer las limitaciones. No hay nada que perder, hay que vivir la vida exprimiéndola.

    Una clase de yoga en el Centro Sociocomunitario de O Barco

    ¿Cuál es tu proyecto?

    No quiero proyectarme en proyectos. Vivo mi vida al momento. La vida se hace caminando, paso a paso. Mi idea es seguir dando clases a grupos tan numerosos como los que tengo, que es algo maravilloso. Esto me motiva mucho.

    ¿Si tuviese que lanzar un mensaje a la ciudadanía, qué dirías?

    Pues que se abran a la vida. Suena cursi, pero es así.  El yoga abre el corazón y te abre a la vida y si te abres a la vida, puedes ver la belleza de todo lo que todo rodea. Si estás obcecado con problemas en tu «mundo del yo, de lo mío y del mí», pues no ves más allá. La felicidad en términos del yo, en términos egoístas, no funciona. A mí me da felicidad que la gente mejore, que le guste el yoga, que le aporta un poco de paz o que, por lo menos, le da a conocer esa paz que pueden alcanzar practicando yoga, prestándose atención a sí mismos.  El yoga debería ser obligatorio.  Ayuda a sentir la capacidad de amar que tenemos, porque ahora mismo la palabra amor no es más que una palabra. Tenemos amor dentro de nosotros y cuanto más damos, más tenemos para dar.

    (Ana Barredo González vive con profundidad los principios del yoga. Afirma que «vivimos la vida como si no fuéramos a morir nunca y la realidad es que hay que vivir la vida como si nos fuéramos a morir mañana»)